COLUMNA: CARTA ABIERTA

Pareciera que en Morena Tabasco están subestimando a la oposición, dando por hecho que ganarán de nuevo la mayoría del Congreso y de las diecisiete alcaldías. De otra forma no se explica la falta de una dirigencia estatutaria que asuma el manejo político del proceso electoral, ya que ello pone en un serio predicamento el resultado electoral del próximo año.

Los aspirantes a los distintos cargos están a la expectativa de que el presidente nacional del partido, Mario Delgado, tome ya cartas en el asunto a fin de nombrar al nuevo dirigente para los próximos tres años.

Y no, no es que el actual dirigente estatal provisional, Pedro Hernández Jiménez, haya hecho algo indebido, que haya cometido algún error o que le esté siendo desleal al partido. Hernández Jiménez es un morenista de una sola pieza y ha puesto toda su capacidad al frente del partido; pero es hora de dar el paso siguiente.

De hecho, se sabe que Pedro Hernández está a favor de la llegada de su relevo en el menor tiempo posible ya que le dejará un partido sin mayores sobresaltos. El actual presidente interino no ha incurrido en el despropósito de poner obstáculos en este sentido y esto es algo que los barones del partido le han reconocido internamente.

La elección del nuevo presidente estatutario de Morena debería registrarse en el muy corto plazo, quizá antes de terminar diciembre. La razón es que hace falta mucho trabajo por hacer, sobre todo en el tejido político en varios frentes.

Dialogar, concertar, distender conflictos, incluso tomar decisiones difíciles, cuidando los intereses generales, es una labor extenuante y compleja de la que dependerá gran parte del resultado de Morena en 2021. Este manejo político podría ser la diferencia entre ganar o perder, entre lograr una sonora victoria o una victoria a secas que pondría en predicamento la segunda parte del sexenio de Adán Augusto.

Es decir, mientras la alianza opositora sigue dando pasos sólidos en elegir a los mejores candidatos y tomar las decisiones partidistas más adecuadas a sus intereses, en Morena se están dejando muchos cabos sueltos; cabos que después será muy difícil unir.

Mientras Dagoberto Lara en el PRI y Javier Cabrera en el PRD continúan concentrados en derrotar a Morena el año próximo, en este último partido están pecando de ligereza. Los presidentes estatales del PRI y el PRD están acordando, conciliando, pactando, construyendo, elaborando y escogiendo a sus mejores cuadros. Están aprovechando la distracción de Morena en este renglón.

Parece el momento oportuno para que Mario Delgado gire su mirada hacia Tabasco y tome la decisión de lanzar la convocatoria para la elección del nuevo presidente estatal. El colimense tiene, así hay que decirlo, la obligación de ganar Tabasco. Triunfar en la tierra del presidente Obrador está en sus planes y nada le serviría más que darle formalidad a la nueva dirigencia.

Los aspirantes están ansiosos por recuperar el terreno perdido en estas últimas semanas frente a la oposición. Y si de eso se trata no habría que darle muchas vueltas para saber quién es el indicado para ese cargo: un militante identificado plenamente con la izquierda, cercano al gobernador e impulsor del proyecto obradorista.

A la espera de que Mario Delgado se aboque a resolver este pendiente, requerido con urgencia, el partido en Tabasco le sigue dando una gran ventaja a la alianza PRI-PRD-PAN. En efecto, Morena sigue cediendo terreno en esta batalla partidista estratégica rumbo a 2021.

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63