VECTOR X

¡Buen martes!

Cuando en 2003 el PRI perdió la mayoría de las diputaciones locales y presidencias municipales, el perredismo asumió su papel de verdadero contrapeso del poder.


A partir del año siguiente, los perredistas controlaron la Cámara de Diputados local y todo cuanto significa esa posición para la gobernabilidad.


Ese estilo bronco, en ocasiones irracional de las tribus, empezó a domesticarse cuando el poderoso untó la mano de quienes cosecharon las mieles de la lucha democrática.


Alguien explicó la diferencia en el ADN de los partidos más importantes, por aquellos años, en Tabasco.


Si pones –se contaba- en una mesa un millón de pesos y alrededor a diez perredistas cada uno quiere llevarse el millón enterito, no quiere compartirlo con nadie.


En cambio, si ese mismo millón se coloca en una mesa de priístas, se dicen entre ellos: “a ver, de cuánto no vas a tocar?”.


La frase sintetiza el ADN del priismo hegemónico, curtido en la bonanza del presupuesto.


Para las elecciones del 2021, los acuerdos para concretar la alianza entre PRI y PRD se rompieron precisamente porque nadie cedió en sus pretensiones políticas ni económicas.
Unos querían llevarse todo y otros buscaron pactar con ventaja.


A ver cómo pintan sus candidatos.

Por Luis Antonio Vidal

Columnista en Tabasco Hoy, comentarista en radio, presidente de la Asociación Tabasqueña de Periodistas (ATP).