DE PRIMERA MANO

En caso de que Morena gane la elección de este 6 de junio, Yolanda Osuna Huerta se convertiría en la primera alcaldesa capitalina en los últimos tres sexenios que no llega a la Plaza de la Revolución con la mira puesta en Plaza de Armas.
Vea usted: desde 2000 quien se hacía de la comuna en los comicios intermedios, de inmediato se convertía en aspirante “natural” a la gubernatura, por lo cual su trabajo obedecía a los tiempos políticos y a su promoción, no a las necesidades de la gente.
A mitad del período 2000-2006 llegó al ayuntamiento Florizel Medina Pereznieto, quien había sido diputado en la Legislatura 2000-2003, en la primera parte del gobierno de Manuel Andrade Díaz.
Un año antes de concluir su tarea dejó el palacio municipal para participar en la contienda interna del PRI por la candidatura al Ejecutivo para la jornada de 2006.
Medina fue derrotado en las primarias priístas por Andrés Granier Melo, quien había sido alcalde de Centro de 2000 a 2003 mientras Florizel lideraba el Congreso local, en preparación de alcanzar la Quinta Grijalva.
Ya como gobernador, Granier no evitó que en la segunda mitad de su gestión se sentara en la silla municipal alguien que la quería para saltar a la gubernatura: Jesús Alí de la Torre rigió el trienio 2009-2012, mas un año antes abandonó la encomienda por ir tras el despacho de Plaza de Armas.
Alí no solo cayó en la elección de 2012, sino que se convirtió en el priísta al que le tocó el deshonor de que su partido terminara su hegemonía de más de siete décadas.
El perredista Arturo Núñez Jiménez, al que se consideraba uno de los políticos mejor formados de México y que terminó siendo el exgobernador más repudiado de la historia de Tabasco, tampoco logró sortear ese círculo vicioso: a mitad de su administración llegó al ayuntamiento de Villahermosa su correligionario Gerardo Gaudiano Rovirosa.
Al igual que Florizel Medina y Jesús Alí, el nieto del exmandatario Leandro Rovirosa Wade solo usó como trampolín la comuna, desentendiéndose un año antes del mandato que le dio el pueblo.
Igualmente fue derrotado.
Es posible establecer que a los tabasqueños no les gusta que vayan por un cargo mayor quienes han sido presidentes municipales y no mostraron un buen desempeño.
De ese círculo vicioso también puede apuntarse que los últimos tres exmandatarios del estado no han podido trabajar en Centro con un edil dedicado cien por ciento a las necesidades del municipio, sino que lidiaron con saltimbanquis.
Y la prueba de que los ediles de a mitad de los últimos tres sexenios siempre estuvieron pensando en la silla que hoy ocupa Adán Augusto López Hernández, es que Alí y Gaudiano siguen soñando en la Quinta Grijalva.
Esta vez parece que el corrido tendrá otro final: la abanderada del partido gubernamental a la alcaldía no es una política tradicional que se haya destacado por estar en la administración por buscar cargos de elección.
De ganar el vinotinto, de igual forma el actual mandatario será el primero en impedir que en la segunda parte de su gestión el palacio municipal sea una especie de cuartel de campaña por la gubernatura instalado con tres años de anticipación.
Se trata de una buena noticia para los habitantes de la capital que el próximo trienio no tengan un alcalde que se sienta precandidato a la Quinta Grijalva solo por dirigir los destinos del enclave que representa una tercera parte de los votos con que se gana una elección para gobernador.

Por Rodulfo Reyes

Rodulfo Reyes Aguilar ha sido corresponsal en Tabasco de los diarios El Financiero, La Crónica de Hoy y El Heraldo de México, también ha publicado reportajes en El Universal y Excélsior, además de las revistas Impacto y Ámbar, así como en el semanario Punto. Ha sido director local del diario regional Por Esto! Actualmente publica una columna en el diario El Heraldo de Tabasco y es corresponsal de Notimex, la agencia de noticias del Estado mexicano.