FRANJA SUR
Ganar perdiendo. Es la estrategia insana de dirigentes inmorales que en mala hora cayeron en los partidos políticos y en la política, una de las herramientas para alcanzar la democracia de la buena.
Un ejemplo de perversión descarada en el terreno político se dio en Tabasco, precisamente en el proceso electoral que camina hacia su etapa final.
Las huellas de las negociaciones intramuros son claras, incapaz de ocultarse. Al menos en tierras chocas, los intereses personales de dirigentes partidistas fueron puestos por encima del interés nacional. Por eso, la gente bien intencionada, esa cada día se aleja de los institutos políticos.
Cualquier conductor de una organización opositora, medianamente honesto, con principios y fiel a los estatutos de su partido, en esta elección hubiese apostado por ganar la mayoría en San Lázaro, que hoy por hoy es la coyuntura más relevante de los comicios intermedios.
El equilibrio, el contrapeso en la Cámara baja es fundamental para los grupos opositores y, para un país, cuando enfrente tienen a un presidente todo poderoso y, con el proyecto oculto de reelegirse, si es que se le dan las condiciones.
Pero hoy en el PRI de Alejandro Moreno, allá en las alturas, en complicidad con Dagoberto Lara Sedas, en la tierra que mejor alumbra el sol, obnubilados por una candidatura presidencias en el 2024, que no llegará, ha sido más importante el proyecto personal. Lo que le pase a México y a sus habitantes, para este tipo de individuos es, pecata minuta.
Así, cada día queda más claro que, el tricolor negoció en Tabasco los espacios que pudo sacrificar. La mayoría de ellos, a cambio del perdón a ex gobernadores que aún les serán revisadas las cuentas públicas. Eso fue lo principal.
Por supuesto, los acuerdos tras bambalinas fueron con el partido en el poder, a través de terceras personas enviadas por los que hoy mandan y deciden en el actual régimen.
Claro que si no se cumplen los acuerdos tomados, el sistema tiene los métodos a su alcance para presionar al incumplido y enviarles mensajes, como la serie de reportajes publicados en el diario de circulación nacional La Jornada, cuya portada de ayer señalaba: “Denuncian a Alito por el desvío de $ 59 millones en Campeche”.
Así, en los acuerdos en Tabasco, el mensaje es muy claro, entregar el PRI a los intereses del gobierno federal y estatal. De este modo, el primer gran logro de Alejandro Moreno Cárdenas y su compinche Dagoberto Lara, fue sacar a Pedro Gutiérrez al estado de Yucatán, que era el único priísta que alzaba la voz contra AMLO y el gobernador Adán Augusto, Luego reventar la alianza PRI-PRD-PAN en las elecciones locales.
Para los comicios federales se opusieron con uñas y dientes para que el ex gobernador Manuel Andrade Díaz no fuera el candidato en el distrito cuatro, a pesar de que el ex gobernador Andrés Granier estuvo insistiendo de que Andrade era el candidato viable para esa posición. Alito se opuso en todo momento.
Claro que tenía razón Granier, cualquier político medianamente inteligente, opositor de verdad al régimen, hubiese luchado porque dos tabasqueños, excelentes tribunos, llegaran a la Cámara baja, para tener un debate nacional con el presidente López Obrador, pues tanto Juan José como Manuel Andrade, conocen de pies a cabeza a López Obrador y su trayectoria.
De este modo, luego de tumbar a Manuel Andrade, quien buscó cobijo en el PRD, le pusieron la mesa servida a Morena en los seis distritos federales en Tabasco. El único con posibilidades de competir es Rodríguez Prats, y, Mario Llergo de Morena lo sabe y por eso camina día y noche en busca del voto.
Ahí lo más seguro es que Juan José llegue a San Lázaro por la vía plurinominal, pues le pusieron red de protección, a sabiendas de lo que representan en la tribuna más alta del país.
La otra chamba de Alejandro Moreno, fue instruir a su empleado Dagoberto Lara para que lo poco que le quedaba al PRI en Tabasco, lo mandaran a la hoguera.
Así, el PRI está desaparecido en los principales municipios del estado, con riesgo de hasta perder el registro, de no ser por los votos que le rescatará en Centro Granier Melo, el único competitivo en el staff del PRI, pero quien sabe si le alcance.
Lo más hábil del priísmo fue la declinación de su candidata en el municipio de Jonuta a favor del cacique de los ríos, Tito Filigrana, quien compite por el PRD. Pero ahí la estrategia fue perjudicar al cacicazgo, y, claro, darle su ayudadita a Eric Garrido de Morena, porque ahí el PRI en lugar de sumar resta. Fue una suma igual a cero y lo que le sigue.
Por cierto, Andrés Granier, tiene al enemigo adentro. Se darán cuanta después de los comicios, y aquí lo narraremos.
Ahí se las dejo.