CARTA ABIERTA

Luego de repetir el tercer lugar de las votaciones de 2018, quedando detrás de Morena y el PRD, el PRI se alista para iniciar una purga a fondo. Sabedor de que las derrotas son huérfanas y de que en política hay que aprender de los errores, el tricolor ve que una de esas fallas fue competir con militantes sin un compromiso firme con el partido, expertos en el chantaje político y listos para venderse al mejor postor.

El dirigente estatal del PRI, Dagoberto Lara, debe saberlo porque viene de una dura elección que le llevó a tener una pelea desigual con Morena, sin recursos financieros y chantajeado por una casta privilegiada que se cree intocable. Sabe también que los últimos acontecimientos políticos tienen un origen: la pérdida de confianza en el ámbito nacional que les llevó a perder todas las gubernaturas en juego. Es decir, el naufragio en Tabasco no fue un caso aislado. 

Tras la designación de Andrés Granier como candidato a la alcaldía de Centro, muchos en el PRI movieron pieza. Quisieron sacar pecho con un resultado positivo para dejar claro que el partido estaba de regreso. Sin embargo, las fundadas expectativas no tuvieron en cuenta los factores externos propios del poder que dieron al traste con los pronósticos. 

Otro pequeño detalle que se les pasó por alto a los estrategas fue que el adversario estaba también dentro del partido, con traidores que movieron los hilos en favor de los adversarios. Se dice que por ello es que Dagoberto Lara ha reaccionado, planeando una forma de reconstruir al PRI desde sus cimientos. La idea de sacar pecho es marcando distancia con quienes jugaron la contra desde el interior, pensando más en sus intereses personales y de grupo.

«Si no me das la candidatura, renuncio. Si no hay dinero no me muevo, si elijes a fulano no lo apoyo, si enfrente me ofrecen, yo me voy” fueron, al parecer, algunas de las amenazas surgidas en la víspera de la fiesta electoral del 6 de junio. Eran los miembros de esa casta privilegiada que siempre ha impuesto su voluntad para reciclarse las candidaturas de forma periódica. Ellos fueron los primeros en esconderse tras conocerse la derrota del 6 de junio, sin asumir responsabilidades y dejando todo el peso sobre la dirigencia estatal. 

Dagoberto Lara, tras convocar al Consejo Político, tendrá la oportunidad en las próximas semanas de señalar a más de uno de estos desleales la puerta de salida porque la purga está en marcha. A algunos les tomará por sorpresa porque esta limpia no solo está en el ámbito local, sino que tiene el apoyo del dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas. 

La limpia es una asignatura obligatoria en el conjunto del PRI porque de lo contrario ningún proceso de renovación tendrá éxito. Los que tenían que estar fuera ya lo están, como los casos de Manuel Andrade, Francisco Herrera León o Roger Pérez Evoli, pero aún hay otros que le han hecho mucho daño al partido.

Todo indica que una pieza fundamental en esta renovación la tendrá Andrés Granier, ya que los resultados del 6 de junio revelan un apoyo decente de los ciudadanos. El Químico, pues, estaría planteando seguir en la actividad política, sabiendo que tiene un capital partidista que podría serle de ayuda al dirigente estatal. 

Lara y Granier saben que no hay otra alternativa más que un cambio profundo para que el PRI sea capaz de resucitar y ganar alguna cita electoral y gobernar en 2024. Quedan tres años para reforzarse. Hay tiempo, pero no demasiado. 

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63