CARTA ABIERTA
En el aniversario 457 de la fundación de Villahermosa, el 24 de junio, la diputada federal Soraya Pérez armó una especie de ‘minicampaña’ en las redes sociales, destacando las bondades y los atractivos de la capital, yéndose por el lado amable, hablando como si se tratase de una urbe de primer mundo, ajena a los problemas reales que los ciudadanos enfrentan a diario para salir adelante.
Esa difusión de los atractivos citadinos se justificaría si no fuera porque sus habitantes viven un ambiente muy distinto. El pan nuestro de cada día es el de una aguda crisis de inseguridad, una alta tasa de desempleo, la amenaza de inundaciones anuales que en 2020 dejó 200 mil damnificados. Calles averiadas y un deficiente servicio de agua potable tienen a la ciudad en una realidad muy distinta a la pintada por la priista, si bien hay que decir que la Alcaldía hace lo que puede con los pocos recursos asignados en plena era de la austeridad republicana.
Lo interesante del festejo desbordado por un aniversario más de Villahermosa es observar hasta donde ha sofisticado su propaganda personal, siempre apuntalada en las redes sociales y con toda la experiencia de haberse formado políticamente en el centro del país, muy cerca del Grupo Atlacomulco, en el Estado de México.
Su celebración de Villahermosa se suma a una serie de estrategias de marketing político que la oriunda de Cárdenas ha difundido en el pasado. Siempre muy bien hechas, producidas por expertos, Soraya ha sabido usar las redes sociales con inteligencia y esto ha sido uno de los factores más importantes de su éxito político, apuntalado desde su llegada al Congreso federal, de la mano de Enrique Peña Nieto, y afianzado ahora por su amigo, el dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas.
¿Dónde está, entonces, la contrariedad de esa forma ‘defeña’ de hacer política en Tabasco? Fuentes consultadas, expertas en el tema, aseguran que el riesgo de ese tipo de marketing político radica en caer en la frivolidad; la frivolidad de ‘vender’ una imagen no congruente con la realidad diaria experimentada por el ciudadano de a pie.
La idea de ‘vender’ un producto político irreal, alejado del contexto social, es lo que podría crearle contratiempos a la cardenense en caso de seguir aplicando esta misma fórmula como diputada local. A diferencia de los tres años vividos en el Congreso federal, donde acaparó los reflectores, ahora tendrá que adecuar su estrategia al ámbito estatal. Mientras en su estadía en San Lázaro se dirigió a las altas esferas nacionales, donde se sintió como ‘pez en el agua’, ahora tendrá que aprender a navegar en otro cauce muy diferente, muy ‘choco’.
Soraya parece seguir los pasos de Samuel García en Nuevo León, usando las redes sociales como base de su estrategia política para ser la candidata al gobierno de la alianza Va por México. Es más, sus simpatizantes dirían que ella caminó primero esa ruta. Sin embargo, así como Tabasco no es Nuevo León, ella no es Samuel García.
Si la próxima diputada local busca aplicar en el Congreso tabasqueño esas estrategias mediáticas ‘made in chilangolandia’ corre el resigo de quedar incomunicada con el grueso de la población. En la medida en que la frivolidad domine su discurso, en esa proporción irá alejándose del ánimo ciudadano.
Por lo pronto, los cardenenses no le perdonan ni olvidan que les haya dejado tirada la candidatura a la alcaldía, una nominación que se negó a aceptar por el temor a perder y quedarse con las manos vacías. Astuta como es, prefirió blindarse al pedir una pluri y la suerte corrió de su lado para extender su vigencia política por tres años más. Cárdenas se lamenta y ella celebra. Este es el PRI al revés, el PRI de los intereses personales o de grupo.