GUAYABERA POLÍTICA
Tres años, amable lector, de la elección presidencial de 2018, cuyos resultados: 30´113,483 millones de votos a favor del candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, impresionó al mundo entero.
Nunca, en ningún país, nadie, ni partido alguno, hubieron alcanzado una cifra semejante.
El consistente, permanente, siempre polarizante luchador social, oriundo de Tepetitán, Macuspana, culminaba una prolongada y azarosa carrera de alrededor de 25 años, al frente de millones de compatriotas que encontraron en él al líder que faltaba en México, lo mismo como miembro del FDN que como militante y dirigente del PRD, o como Jefe de Gobierno del D.F., calificado en su momento como el “Mejor Alcalde del Mundo”, por la organización internacional “City Mayor”.
Un líder, Andrés Manuel, capaz de elevar la voz, la suya y la de los humillados, y asumir conductas valientes en la plaza pública para denunciar y acusar corruptelas, abusos y privilegios de gobernantes de todos los niveles…
…Para reclamar derechos negados, erradicar la corrupción, asegurar justicia para todos, cambiar una realidad enfermiza y decadente y fomentar el nacimiento de una sociedad fincada en principios y valores más consciente y responsable del ejercicio de sus libertades pero también de sus obligaciones.
Una sociedad, amable lector, en cuyo seno cada familia tuviera, en igualdad de condiciones, las oportunidades necesarias para mejorar sus condiciones de vida.
Tres años, ayer, de aquel 1° de julio, de aquel día, de aquella tarde, de aquella noche jubilosa en la que desde el zócalo metropolitano, el tabasqueño anunciaría a México el inicio de una nueva era política, de una nueva forma de ejercer el poder, de hacer gobierno, más humana, del establecimiento de un nuevo régimen republicano y libertario destinado a fincar en el país un auténtico sistema democrático. Tarea nada fácil.
Nada fácil, ciertamente, pues aun cuando Andrés Manuel tenía trazado el rumbo, fijada la ruta que debía de tomar y seguir su gobierno una vez asumido el cargo, no imaginaba, quizá, que su andar sería una jornada pesada, difícil, riesgosa y quiero decir que hasta peligrosa, para hacer a un lado, para librar tantos escollos, tantos intereses creados mantenidos en privilegiada relación con el poder central, lo mismo en el país que en los estados, conformados única y exclusivamente para el disfrute de sus integrantes en detrimento del bienestar de las mayorías.
Más, con todo eso y lo que usted, amable lector, considere útil agregar, el tabasqueño está haciendo un gobierno que no sólo cumple compromisos sino que atiende el enorme rezago heredado de los últimos regímenes divorciados de los intereses nacionales, un gobierno, por cierto, bastante alejado de lo que en un principio consideraron sus opositores, sus adversarios y quizá hasta sus enemigos que vociferaban que México correría peor suerte que Cuba, Nicaragua o Venezuela.
Hoy, quizá como en ninguna época anterior, la sociedad mexicana conoce de que está hecha, quienes la integran, cómo somos, por qué hay quienes aman a la patria y aquellos que han querido y todavía quieren deshacerse de ella, sabe quiénes están comprometidos con sus más nobles y legítimos intereses y quienes desean seguir viviendo a costa de las componendas y complicidades con los bandoleros de la política.
Hoy, la sociedad mexicana, conoce muchas cosas que permanecían ocultas y no pocas de las que a través del tiempo venían debilitándola, fragmentándola, vulnerándola.
Quizá esto sea el mayor logro alcanzado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en estos dos años y medio de su gobierno, conocernos muy bien los mexicanos, sin demeritar sus reconocidas y firmes políticas y acciones para combatir la la corrupción, la violencia, la desigualdad, la injusticia, la ignorancia, la insalubridad, la marginación, la discriminación…
La sociedad, está agradecida. Ya nos conocemos bien, muy bien, los mexicanos. Gracias por ello, Presidente Andrés.