CHAPALEO
EL “RECLAMO FRATERNO” del que hablé en mi entrega anterior y al que ya el Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene acostumbrado a todo su gabinete, tanto así, que cuando no lo hace hasta se lo piden, levantó ámpula
DENTRO DE mi selecto grupo de lectores están dos tres que son muy exigentes, me corrigen redacción, ortografía y a veces reconocen mi trabajo, el maestro Ignacio Madrigal Domínguez es uno de ellos, no perdona nada, otro es el médico Felipe de Jesús Pérez Morales, el gran comunicador don Gustavo Ferrer Galguera y uno más, el abogado José Atila Montero Acosta que ahora complementa mi comentario y me escribe para darme sus puntos de vista sobre el tema anterior. Se los transcribo tal cual”:
“UN JEFE de Estado regaña a sus colaboradores cuando hacen cosas indebidas que no armonizan con la manera o forma del que manda.”
“LOS FARAONES egipcios hablaban de desequilibrio cósmico, cuando un subalterno realizaba acciones que no encajaban con su manera de hacer política para engrandecer su país”
“JOSE MARIA Escriba de Balaguer, creador del Opus del Vaticano, narra en uno de sus libros que en muchas ocasiones fue comisionado por el Papa en turno para que asistiera a reuniones que se daban en cualquier parte de este planeta, convocadas por los que mandan y gobiernan el mundo y cuando se originaba un problema en cualquier continente o país”
“DICE JOSE María, ahora santificado, que a estas reuniones el invitado especial era el “diablo” el encargado de darles la forma para solucionar el problema que los anfitriones no podían resolver”
“CUENTA ESCRIBÁ de Balaguer que, a la llegada de lucifer, el ambiente se tornaba muy tenso, casi imposible de resistir. Seguidamente se daban los protocolos de veneración y las disculpas por haberlo molestado. A continuación, el diablo profería a los presentes, palabras altamente grotescas, que solo ellos podían soportar, un regaño diabólico que algunos mandatarios de países suelen practicar con sus subalternos en reuniones sumamente privadas”. Hasta aquí el comentario
BUENO, POR lo menos, tal vez como en esa época aún no existían las benditas redes sociales, pues nada trascendía, como ahora que cuídate que ahí te voy.
SOLO IMAGINENSE como es el regaño del peje, bien pausadito, respetando puntos, comas, acentos; sin mentadas de madre, ni amenazas de que “te corro”, no se le ponen rojas las orejas, su mirada es serena, no golpea el escritorio más que para decir “toco madera” por eso a este enojo le llama “reclamo fraterno”
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy no sin antes platicarles la vez aquella cuando pasando por el portón principal de acceso al fraccionamiento Galaxias me encontró nuestro hoy presidente, me saludó, me puso su mano derecha en el hombro y así me llevó hasta su casa, en donde dijo “Rocío, invítale un pozol a Samuel”. Gracias Presidente