EL TÍO VIVO
Cuando alguien dice que es diferente a los demás, lo primero que debe hacer es demostrarlo.
Uno de los discursos más enraizados en el contexto político es de la diferenciación que existe entre quienes gobernaron al país en los últimos años, (ahora les dicen los conservadores, derecha, neo liberales, etc.) y los que en este momento detentan el poder, es decir, los autonombrados liberales, representados por el líder natural y creador del movimiento, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Aunque permanece rodeado de los mismos, el mandatario utiliza el púlpito mañanero para desmarcarse de un pasado que él mismo califica de corrupto y de ser el culpable de todos los males que al país le aquejan. Si llueve mucho, es culpa de los conservadores, si no llueve nada también. Si hay inflación es por la irresponsabilidad del modelo neoliberal anterior y si la gasolina no baja de precio es porque la derecha le dejó todo chueco. Siempre hay un señalamiento que lo desmarca del pasado.
Recientemente empezó a manejarse el tema de la sucesión, el propio presidente se subió al tren y armó su lista de quienes podrían sucederlo en el cargo. Algo inédito, sí. Jamás un presidente de la república se había atrevido a tanto; había los espaldarazos en público, los reconocimientos y lo que los clásicos llamaban “señales desde Palacio”, pero jamás se enlistaban nombres y menos con 3 años de anticipación.
AMLO alborotó la gallera y generó mucho ruido en el círculo cercano al poder. La cargada hasta el momento se ha inclinado con la jefa del gobierno de CDMX, quien donde se para es recibida con los gritos de “¡Presidenta, Presidenta!”. Los lambiscones de siempre interpretaron como un desaire el hecho de que el senador Monreal, no haya sido mencionado y le han enderezado una serie de calificativos negativos, porque dicen que el zacatecano no está en el ánimo presidencial, “no es del equipo”, dicen.
El lunes en Tabasco, el propio presidente aceptó que existe un tapado y que será él quien lo destape. “Yo soy el destapador”, dijo, “pero la corcholata será el pueblo”. No cabe duda que el pasado se repite y que sólo cambian algunas cosas para que el viejo sistema político mexicano funcione, como siempre lo ha hecho.
“Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”, dice Lampedusa en el “Gatopardo”. ¡Que no muera nunca la tradición del tapado!
Antes de bajarnos del caballito…
La sonrisa del gobernador en la mañanera, lo decía todo…