Carta Abierta
La casi segura incorporación del gobernador al gabinete presidencial, luego del destape que en este sentido hiciera Obrador en la ‘mañanera’, ha causado revuelo en Tabasco. La clase política del partido gobernante se pregunta cuándo pediría licencia el mandatario y quién será el sustituto.
En el primero de los casos, la solicitud de licencia, lo más probable es que el jefe del Ejecutivo lo haga a principios de 2022, justo después de cumplir los tres años en el cargo. Esta condición es ineludible para dar paso a la figura de un gobernador interino que concluya los tres años restantes del sexenio.
En caso de que el gobernador opte por irse antes de cumplir tres años en el poder, lo que no sucederá, obligaría a convocar a nuevas elecciones lo que sería un despropósito en las actuales circunstancias. Así pues, si Adán se va al gabinete obradorista cumplirá primero los tres años de gobierno a efecto de que el Congreso de Tabasco designe a un gobernador interino. De esta forma se evitará la necesidad de organizar nuevas votaciones, según lo estipula la ley en la materia.
Ahora bien, ¿quién sería el gobernador interino y qué condiciones debe cumplir para no causar algún sobresalto? Es aquí donde empiezan a manejarse las características de lealtad al gobernador, ecuanimidad, madurez, conocedor de los entretelones del poder y proclive a la conciliación.
Uno de quienes reúne estas características es el diputado local electo Jaime Lastra Bastar. Sin embargo, como próximo presidente de la Junta de Coordinación Política, tendrá a su cargo la responsabilidad de aprobar las cuentas públicas 2020 y 2021 del Poder Ejecutivo. Si bien Adán optaría por un hombre leal como sustituto, Lastra Bastar le hará mucha falta en el Poder Legislativo.
Con Jaime Lastra fuera del interinato, las miradas se dirigen al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Enrique Priego Oropeza. ¿Quién mejor que alguien que ya estuvo en ese cargo en 2001 luego de anularse la elección a gobernador del año 2000? La clase política recuerda su breve mandato de un año como uno de los mejores que ha tenido Tabasco, sacando adelante la agenda política, económica y social, siempre convocando a la unidad. Tan buen trabajo hizo que años después el PRI lo mencionó como uno de los aspirantes a la gubernatura en las elecciones subsecuentes.
En caso de que Enrique Priego Oropeza no sea, otra de las opciones es la del rector de la UJAT, Guillermo Narváez Osorio. Memo es cercano a Adán Augusto, comprometido siempre con el diálogo como forma de hacer política.
Vale una anécdota para saber hasta dónde es enemigo del conflicto y la descalificación. En la etapa de la renovación de la dirigencia priista, después de la derrota de 2012 ante Arturo Núñez, Narváez fue propuesto como candidato de unidad, pero Erubiel Alonso se interpuso en su camino. A pesar de tener el respaldo de Benito Neme y de que se le sugirió presentarse a una elección abierta, Memo les dio las gracias y se retiró a su casa porque no deseaba una confrontación interna en su entonces partido, el PRI. Se lo conoce, pues, por ser un pacifista y ser proclive a los acuerdos.
Con seguridad surgirán otros nombres de aquí hasta que Adán deje el gobierno de Tabasco para irse al gabinete presidencial, pero Jaime Lastra, Enrique Priego y Guillermo Narváez son los que lucen con más atributos para ocupar su lugar.
Lo que nadie quiere es la llegada de alguien con aspiraciones transexenales, dominado por el autoritarismo y presa de emociones radicales que pongan en riesgo la gobernabilidad. El sucesor debe ser un político probado en cuanto a su institucionalidad, alejado del falso protagonismo y con una sensatez a prueba de todo. Por ahora hay tres opciones que en realidad se reducirían a las últimas dos.
Por lo demás, vaya forma del presidente Obrador de alborotar la gallera cuando parecía que después de las elecciones del 6 de junio había regresado el aburrimiento al ámbito político. ¡Qué equivocados estaban todos!