La Agenda en Red
En días pasados después de conocer la dolorosa noticia del fallecimiento de un amigo y comunicador Juan Gabriel Sánchez Brec por culpa del contagio del covid-19, no nos quedó más que tratar de entender, comprender y tolerar la estupidez de parte de una sociedad terca, necia e ignorante que no quiere entender en qué situación de riesgo está.
He conocido a amistades y familiares que no quieren vacunarse y aunque se le explique del peligro que corren, no lo admiten. El grave problema es que se llevan en esa misma inconsciencia a sus propios hijos y familia. De ese tamaño es lo que le comento.
Este tema de publicar la problemática de los contagios por este mal, ya la había enterrado debido a que sentía que predicaba en el desierto.
Es posible que quizá muchos llegarán a pensar que estos comentarios eran más por grilla barata o por oponerme a un sistema político o al propio gobierno, pero nada que ver con estas opiniones. Al contrario,
El verdadero interés que me movía era el de tratar de crear conciencia debido a que nos dirigíamos a un abismo de muerte y desolación. Tratar de evitarlo era lo que intentaba de comunicar.
Los mensajes eran dirigidos a las autoridades responsables y a la propia gente para que no se llegara a lo que hoy se vive.
Esto se veía venir y sabía que nos alcanzaría, más cuando comenzaba a ascender la cantidad de contagios día a día en forma alarmante.
Cuando llegamos al pico de más de 1,250 infectados en 24 horas, escribí en mi página de Facebook:
Si se desea controlar la pandemia, se debe de implementar medidas más estrictas. La gente es necia y la autoridad debe ser más fuerte; debe imponerse con mayor rigor, de lo contrario, la situación será incontrolable
Y ahora, diga lo que se diga, la situación se complicado, Pronto las unidades médicas, hospitales y clínicas serán insuficientes. Las medidas de confinamiento todavía no se dictan a pesar de ello. La gente sigue como si nada, las calles siguen igual llena de transeúntes, la carga vehicular de igual forma, no hay conciencia ni responsabilidad.
Hay gente que si se está preocupando y tienen temor y hacen filas enormes para que les hagan la prueba de covid-19.
La cadena de infectados no se pudo romper por falta de ese aislamiento social. Las medidas por proteger a la economía resultarán mucho más costosa para el estado, por lo que le espera en gasto para tratar y medicar a los cientos o miles de enfermos.
Mientras mayor sea el número de contagiados, mayor será el gasto por internar a un paciente, y que exista espacio para darle el cuidado que merece, será el reto,
El regreso a clases se bambolea
Y se veía venir; después del gran aumento de contagios en todo el país, la intención del gobierno federal y estatal de reanudar las clases parece ser que será prácticamente imposible.
Estas clases ni escalonadamente se podrán realizar por la proporción de contagios que se dan diariamente.
Cada día se conoce la situación de mayores contagios entre niños y adolescentes que crece escalofriantemente.
Las escuelas particulares exigen a los padres de familia que se inscriban de inmediato a pesar de los riesgos que correrán los alumnos. Y no hablamos de niños de primaria, sino de preescolar que están propensos a que la urgencia por cobrar inscripciones y colegiaturas lo pongan en graves riesgos, y todo por asegurar un ingreso, a sabiendas de que las clases serán suspendidas por esta tercera ola que es peligrosa.
Insistimos, esta variante es diferente a la conocida como covid-19, y su actuación es de mucha mayor en celeridad de efecto de la enfermedad.
A los 7 días la gravedad es absoluta. Si no nos cuidamos y quedamos en casa las probabilidades de infectarnos son muy alta. Y mientras mayor sea esa probabilidad, las condiciones de salvarse y no morir es de un 90%, o sea, dicho de otra manera, de cada 10 contagiados internado, 1 se muere.
A usted le toca saber si quiere estar dentro de esas probabilidades o alejarse.