(En recuerdo y homenaje al ex mandatario -y con autorización del autor-, reproducimos la primera parte de una entrevista exclusiva realizada hace seis años al hombre que marcó a Tabasco por sus logros y estilo de gobernar).

(Primera parte)

Entra al restaurante. Encuentra a su hermano Ramón, quien lo espera para desayunar.

“Yo tengo una camisa igualita, imagínate si me la pongo”, es lo primero que le dice a Ramón, al momento que ambos sueltan carcajadas y se dan un abrazo.

Es don Enrique González Pedrero, último gobernador de Tabasco con credenciales diplomáticas, de escritor, intelectual y profesor universitario.

A diferencia de Ramón con su camisa manga larga a cuadros rojos y blancos, viste de guayabera azul y pantalón de mezclilla en discreta combinación con el tono de sus ojos abiertos, muy abiertos.

Son casi las diez de la mañana del sábado 7 de noviembre. Se dispone a desayunar, acompañado de amigos con quienes departe mañana y tarde cada vez que visita Tabasco. En esta ocasión, ha venido a Villahermosa para asistir al evento alusivo al tercer informe del gobernador Arturo Núñez Jiménez.

Pide un par de huevos revueltos con jamón, frijoles, plátanos fritos -en tiras, por favor- café con leche y agua.

A sus 85 años se le ve entero, con un ocurrente sentido del humor. Se ejercita nadando todos los días.

-¿Y Chelalo, dónde está Chelalo?- pregunta.
Alguien le responde:
-Salió a México señor, con eso que no puede ir al informe por instrucciones de Morena, mejor se fue.
De nuevo las risas.

Esa mañana, la noticia más importante es la visita de estado que Raúl Castro, presidente de Cuba, realizó a Yucatán el día anterior.
-¿Cuándo fue la última vez que visitó Cuba?- me atrevo a preguntarle, a sabiendas de su profundo amor por la tierra natal de su fallecida esposa doña Julieta Campos.

  • En el año 2000- responde con tristeza. Era Senador de la República, fui con mi esposa Julieta y recorrimos toda la isla. En realidad fue lamentable ver las condiciones en que se encuentra el país. Su abandono y atraso.

También en la plática se aborda el tema de la designación del nuevo rector de la UNAM, Enrique Graue: “No lo conozco”, admite el también profesor-investigador de esa casa de estudios.

El arte del silencio, lección de Camus
Don Enrique es un personaje de la vida política local, de aquel Tabasco de la abundancia, del desarrollo, de la estabilidad social y el progreso.

Su vigencia política terminó, según sus propias palabras al recibir el Doctorado Honoris Causa de la UJAT hace 12 años. Quién no recuerda aquello de “No quito ni pongo rey”.

Hoy, no se involucra en asuntos políticos. No opina del gobierno ni de los partidos. Pero derrama conocimiento a cada palabra que pronuncia, a cada opinión. Es elocuente.

En la mesa del hotel Viva, reflexiona el por qué habla poco con la prensa: “Aprendí el arte del silencio leyendo ‘El Hombre Rebelde’ de Albert Camus”.

Hace una aclaración…

Por Luis Antonio Vidal

Columnista en Tabasco Hoy, comentarista en radio, presidente de la Asociación Tabasqueña de Periodistas (ATP).