Franja Sur
Doña “prudencia” es el mejor remedio cuando el temperamento no obedece la conseja de “cabeza fría y corazón caliente”. Siempre es mejor medirle al agua a los camotes, antes de tomar decisiones que puedan entorpecer tus planes de vida, y, en el caso que nos ocupa sería, echar por tierra un proyecto de nación.
Si bien las condiciones del México de hoy no son propicias para las revueltas que originaron la tragedia del 68, más valdría al régimen ser cauto y dejar de acometer sistemáticamente a la Universidad Autónoma de México (UNAM), por cierto orgullo del país y ejemplo para América Latina.
Ahí sí que es el error más grave de este gobierno el irrespeto a la autonomía universitaria, cuestionar la libertad de cátedra y tratar de imponer un criterio único sobre el pensamiento universal que florece en sus aulas y ha sido el espíritu de la emblemática casa de estudios.
Si bien es cierto que son circunstancias distintas, pero recordemos que en aquellos años del gobierno de Díaz Ordaz, fue el ejército el que violentó la autonomía universitaria.
Entonces se usó la fuerza de las bayonetas, ahora se usa la fuerza del poder desde Palacio Nacional en voz del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de México. Porque no es López Obrador, por lo mismo, su investidura lo debería obligar a tomar una postura a la altura de un estadista y no la de un agitador de revueltas callejeras.
Permítame, pues, el lector traer a este espacio un pasaje de esos años candentes que antecedieron al movimiento de 1968. Valga como reflexión:
En septiembre de 1966 el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) ordenó al rector Ignacio Chávez, eliminar de las aulas de la UNAM a Carlos Marx, el rector le respondió al presidente: “Ni Carlos Marx ni Santo Tomás de Aquino pueden salir de la UNAM”. A las pocas semanas el rector, bajo presión de un grupo de porros, encabezados por Manuel Bartlett, José Murat, Sánchez Duarte y Diodoro Carrasco, tuvo que renunciar a la rectoría. Su lugar lo ocupó el ingeniero Javier Barros Sierra. Se recuerda que esa fue la primera intromisión del Estado a la autonomía, luego vino el bazucazo a una preparatoria y fue la chispa que propició el movimiento estudiantil que recibió el respaldo del rector Barros Sierra.
Por eso se dice acertadamente que “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”.
Y es que mal que bien ahí la llevamos en este México nuestro, con problemas, altas, bajas, desavenencias al por mayor, entonces para qué “rascarle los testículos al puma cuando está dormido”. Pero qué necesidad.
Ahí se las dejo.
La botica
1.- Locatarios del Mercado José María Pino Suárez de Villahermosa insisten en su exigencia de echar atrás las concesiones de los baños públicos y del estacionamiento para que esos servicios se ofrezcan de manera gratuita a los asiduos al mercado de abasto más grande de la capital. ¿Le entrará al toro la nueva administración de Centro?
- El fin de semana el secretario de Bienestar Javier May escribió este mensaje en su cuenta de Twitter: “Para fortuna del pueblo, ya quedaron atrás esos tiempos de helicópteros o aviones privados. Ahora con el ejemplo del Presidente @lopezobrador_, a ras de tierra constatamos la transformación del país y la construcción del #Bienestar para la población, sobre todo los más pobres.”