Poder Político
Una evidente realidad ancestral enfrenta el colectivo social en el mundo pero aún más América Latina, en medio de una arrogante aristocracia cogobernante negada a admitir un legítimo disentir social respecto de decisiones de estado que no corresponden a las demandas del desarrollo. Buscan acallar el más preciado de los derechos humanos, la libertad de expresarse, alzar la voz cuando las políticas públicas en su diseño unilateral no hacen sentido con el bien común.
La libertad de expresión, uno de los principios básicos inscritos en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, per se en la diferenciación entre democracia representativa, los gobernantes, y la democracia representativa, la voluntad popular que les eligió, pretende esencialmente contribuir a sumar y no a demeritar a el esfuerzo que debe compartirse en la aspiración hacia una prosperidad como país y continente.
Ahora que entre frentes ideológicos de la clase cogobernante sobrevenga esa natural pero exacerbada confrontación no contribuye a un mismo propósito en el que convergen por caminos distintos, al menos así lo plantean sus particulares programas de gobierno y principios de doctrina como organizaciones políticas de naturaleza ciudadana, todas de interés público.
En la sinrazón por asumirse como dueños absolutos de decidir en el autoritarismo lo que le conviene o no a una nación sólo ha abonado a fomentar una narrativa de polarización entre la sociedad, la generalidad de esa masa de colectivos limitada en su intelecto, carente de los argumentos para gestarse una opinión razonada, sensata respecto de los positivos y negativos que le impactan a su estatus de bienestar.
Han sido tantos los regímenes como gobernantes quienes en el discurrir del tiempo se han posesionado legítimamente o no del mando den las naciones integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, que terminan por asumir el mismo comportamiento criticado desde la oposición con la punzante agudeza de quienes le antecedieron.
Paradójico en “un mecanismo intergubernamental que promueve la integración y desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños”, cuestionados por su actitud autocrática dictatorial han ensanchando aún más las asimetrías en los indicadores de una pujanza sectaria por sobre esa creciente de pobreza.
Desde luego que resulta Insostenible el discurso discriminatorio entre las izquierdas y las derechas, entre liberales y progresistas, entre los bien nacidos y los mal nacidos, entre quienes se pronuncian en pro y quienes no comparten una visión de nación.
No son en lo absoluto nocivas la derecha ni la izquierda en su esencia como modelo de gobierno; como tampoco los sistemas presidencialistas y parlamentarios o semiparlamentarios. El problema radica en la incapacidad procesar su implementación. Sin embargo, optan por pervertirle en su conducta mezquina.
La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que hubo este septiembre de 2021 en México, mostró la división incluso entre los 16 únicos gobernantes asistentes de 32. Los Presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, cuestionaron a Nicolás Maduro de Venezuela, a Daniel Ortega de Nicaragua, y a Miguel Díaz Canel de Cuba, quienes por su gestión dictatorial y de represión contra adversarios teniendo a sus naciones en la miseria.
Una condición también la corrupción en todos los órdenes que les ha conducido en su sectarismo a generar una crisis humanitaria, obligando en esas naciones y a la región a que una muchedumbre no tengan otra opción que migrar; centroamericanos y cubanos toman rumbo hacia los Estados Unidos de América, en el que ven el anhelo de aspirar a un mejor estatus de vida.
El problema se acentúa cuando entre las interminables caravanas se suman niños solos, sin ningún familiar que les acompañe. Señal del gran calado de las condiciones de pobreza de en las que están inmersas esas naciones, mientras que los gobernantes y sus afines son los únicos privilegiados como la elite que representan, usufrutuando aquello que es de todos.
La solución reside en frenar no sólo a esas corrompidas aristocracias cogobernantes sino que organismos internacionales sin afán de intervencionismo establezcan un protocolo de apoyo a Centro y Sudamérica, además del Caribe, fundamentalmente reinsertando la justicia social.
México no es la excepción como país que ancestralmente ha sido expulsor de migrantes de todas sus entidades federativas, entre estas San Luis Potosí y Michoacán, con la mitad de su población nativa que habita en el vecino país del norte.
La crisis provocada por el error de diciembre de 1994 en México obligó a Estados Unidos, contra la negativa de su Congreso, a prestarle de inicio 25 mil millones de dólares teniendo como garantía la renta petrolera, no por samaritanos sino como estrategia para evitar justo la invasión de estampida migrante de mexicanos. Y todavía le tuvo a disposición un eventual segundo préstamo por el mismo monto como respaldo.
Esa crisis de un país con alfileres que en la sucesión presidencial heredó Carlos Salinas de Gortari Ernesto Zedillo Ponce de León derivó en el “efecto Tequila” que impactó a Latinoamérica.
Bitácora
Un desatino enfocar la críticas con jiribilla hacia la Universidad Nacional Autónoma de México señalada de haberse inclinado a las derecha. Una institución académica reconocida e el mundo, promotora de la pluralidad de las ideas… Antes fue el consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, etiquetada también de neoliberal.
eduhdez@yahoo.com