LA POSTA
EXTRA AÑEJO. José Pagés Llergo tenía 39 años cuando recibió de Francois Baguer Marty un ejemplar de su libro “Cursillo de reportaje”, recién editado por la Editorial Luz-Hilo de La Habana con la siguiente dedicatoria: “Para el compañero José Pagé Llergo. Con afecto. La Habana, agosto/1949”. Diez años antes, el destacado periodista tabasqueño había entrevistado en exclusiva a Hitler tras la caída de Varsovia. Tal vez, quien inició su carrera en la revista Hoy, continuó en Mañana y fundó la revista ¡Siempre! (Hoy, Mañana y Siempre), por descuido, obsequió ese mismo ejemplar autografiado a algún aprendiz y este lo fue rolando hasta llegar a los lotes de libros usados de La Lagunilla en la CDMX, ese pudo ser el trayecto. El caso es que aún sé cómo llegó a mis manos este libro cuyas hojas amarillas con sus bordes ajados muestran sus dolorosos 72 años de antigüedad. Pordiositosanto.
REPOSADO. Es probable que el jefe Pagés haya asistido a la presentación de ese libro en La Habana por la amistad que guardaba con el autor y por el hecho que el mismo Francois relata en la introducción (cita textual): En la generosa bibliografía cubana siempre han escaseado los libros técnicos o científicos. Se explica esta circunstancia por las condiciones innatas en el criollo. Pueblo repentista e imaginativo, confía mucho en los destellos relampagueantes de su imaginación y se deriva hacia lo improvisado, que, si tiene el mérito de cosa nueva, original y creativa, carece, en cambio, de esa madurez, serenidad y hondura, que solo se consigue por la meditación y el esfuerzo.
JOVEN AÚN. No me había dado cuenta del detalle en ese libro de Baguer Marty hasta esta semana en Día de muertos que decidí revisar mi modestísima biblioteca en busca de algunos ejemplares relacionados con periodismo, política y economía. Pensando sobre este caso, llegué a la conclusión que pudo ser un descuido de Pagés Llergo obsequiar un libro autografiado, lo que se puede comprender por su amplia y abundante biblioteca donde pudo tener de todo, incluso varios ejemplares del mismo libro mencionado disponibles para obsequiar a los periodistas, sobre todo a los novatos que lo visitaban pues prácticamente es un libro texto para principiantes. Si le puede pasar a los que no tienen mucho en que pensar, con más razón a un hombre ocupado como lo fue el periodista choco.
LA CAMINERA. Olvidaba decir que la iniciativa de revisar los pocos libros que poseo vino de una plática sostenida recientemente con una amiga muy querida que me reveló su intención de donarme un lote de libros que ya leyó e intuye que no volverá a leerlos en lo que resta de su vida y prefiere que por mi conducto y por el conducto de otros amigos suyos, ese acervo llegue a más personas que puedan disfrutar de su lectura. Con ese mismo fin inicié la revisión de los libros que tengo, por si estoy en la posibilidad de obsequiar algunos antes de que se apolillen, se dañen con la humedad y se pierdan, o cuando este reportero del misterio haya marchado al eterno oriente, alguien, sin mala intención, los venda por kilo. Precisamente, el “Cursillo de reportaje” de Francois, lo rescaté de las hormigas y el comején que merodeaban cerca del estante de madera donde localicé, amontonados, mi breve colección de libros de periodismo. Sea por Dios.