De Primera Mano
En los últimos días han empezado a surgir voces que ponen en duda que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, sea parte de la baraja de ‘presidenciables’, aunque hay motivos para afirmar que sí está inmerso en la sucesión.
Sin la autorización de su jefe, el tabasqueño no consentiría su posición de “aspirante”: el “destapador” –así se puso él– no quiere que se le dé esa condición al senador Ricardo Monreal y por eso no lo citó cuando enumeró a sus “corcholatas”.
Subir en el caballo a López Hernández no parece una ocurrencia: existen señales de que a él, a diferencia del líder del Senado, lo metieron, no que se invitó solo.
No se podría aceptar, conociendo al presidente Andrés Manuel López Obrador, que por su cuenta y riesgo el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, haya viajado a Tabasco –un día antes de que arribara Monreal– para “destapar” a Adán Augusto.
Motu proprio, el titular de Gobernación tampoco hubiera reactivado en Facebook su página ‘Todos con Adán Augusto’, en donde se divulgan sus actividades diarias.
Aun con esos indicios, algunos no creen que el número dos del gabinete esté participando en serio.
El miércoles, la columna ‘Templo mayor’, del diario ‘Reforma’, apuntó: “El secretario Adán Augusto debería comprarse tapones para los oídos, pues el canto de los lambiscones, perdón de las sirenas, está a todo volumen. Allá en su tierra, Tabasco, hay muchos que tratan de endulzarle el oído haciéndole creer que puede ser el caballo negro en la carrera presidencial. Y no es porque al titular de Gobernación le falten méritos, pero el asunto es que quienes lo andan promoviendo, en realidad lo que buscan es favorecer sus propios intereses, tanto en los medios locales como en la política. Habrá que ver si el tabasqueño se sigue dejando cuchichear o si, de plano, les pone un alto a los corifeos del pantano”.
Pero ayer, otra columna política importante, la de Jorge Fernández Menéndez, ‘Razones’, en ‘Excélsior’, establece: “En el juego, demasiado adelantado, de la sucesión, hay cuatro jugadores. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Claudia juega el papel de favorita y gobierna una de las ciudades más grandes del mundo, con todo lo que eso implica. Marcelo acumula puntos (como la designación de ayer de la Asociación Nacional de Control de Armas de Estados Unidos como personaje del año por haber demandado a las empresas productoras de armamento). Adán Augusto tiene la responsabilidad del control cotidiano del país y tiene toda la confianza del Presidente. Ricardo lidera el Senado y desde ahí ha ido construyendo una opción que busca ganar puntos dentro de Morena y del oficialismo, pero también crear lazos con otros sectores”.
A comienzos de esta semana, Carlos Ramírez, otro influyente y respetado columnista, apuntó en su ‘Indicador Político’:
“Los acercamientos opositores al gobierno del presidente López Obrador vía la aduana oficial del secretario de Gobernación y ahora principal precandidato presidencial, Adán Augusto López Hernández, ya mandaron el mensaje a la ciudadanía de que la oposición formal es débil, carece de capacidad para construir una propuesta alternativa, inclusive no tiene la fuerza siquiera para proponer una nueva alternancia y está dedicada solo mantener sus espacios de poder político.
¡Ramírez considera al tabasqueño “principal precandidato presidencial”!