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Hoy se aprobarán las cuentas públicas en la Cámara de Diputados. Corresponden al ejercicio 2020 y, para no variar, todas recibirán el visto bueno de los legisladores.

Curioso asunto. Mientras los ciudadanos reprueban a sus presidentes municipales, por citar un caso, los representantes populares avalan su desempeño, es decir, les extienden un certificado de honradez y eficiencia.

¿Cómo aprobar a Evaristo Hernández, en Centro, o Antonio Almeida en Paraíso? ¿Cómo entender el palomeo a Tito Filigrana en Jonuta? ¿O la exoneración a Roberto Villalpando en Macuspana y de Asunción Silván en Jalapa, cesados por el poder político debido a sus triquiñuelas?

Absoluta discrepancia entre los hechos y las aprobaciones, entre la realidad y la ficción documental.

En la cocina del Órgano Superior de Fiscalización se hornea la impunidad. Ahí se aplican los polvos mágicos del “nada por aquí, nada por allá”. Desde hace tiempo, el OSFE es amo y señor de las cuentas públicas, husmea donde se le antoja, somete a quien no se mocha y rasura observaciones.

Sin pudor alguno, auditores del OSFE se rayan. “Jefe, acá entre nos, hay irregularidades en estos procedimientos, pero usted sabe, somos amigos, todo tiene remedio”, así se las gastan.

Alejandro Álvarez, titular del OSFE, nada garantiza en cuanto a imparcialidad y combate a la corrupción. Nada. Es herencia de Arturo Núñez y ya cumplió su ciclo.

Los diputados reciben del OSFE documentación horneada con ingredientes inconfesables. ¿Cómo calificar con seriedad si sólo se dispone de cuentas manipuladas? Cuando termina cada gobierno, entonces sí el OSFE arremete contra ex funcionarios a quienes, en su momento, arrulló y consintió.

Hoy, la calificación de las cuentas públicas en la Cámara de Diputados servirá para confirmar la urgencia de reformar las facultades del OSFE y revisar el desempeño de los funcionarios. Si se quiere, claro, un órgano digno.

Ejercer la ley por consigna, cualquiera. Cruzar el pantano sin macharse es tarea de titanes, no para camaleones.

La Morralla
Con autoridad, Enrique Priego Oropeza entregó el informe anual del TSJ al Poder Legislativo *** Quien, en cambio, convirtió la Cámara en carpa de circo fue el fiscal Nicolás Ovando. Que la Fiscalía -dijo- disfraza a sus agentes de “vende-empanadas” y “vende-tamalitos”. Así de chiquito, como él, su nivel.

Por Luis Antonio Vidal

Columnista en Tabasco Hoy, comentarista en radio, presidente de la Asociación Tabasqueña de Periodistas (ATP).