LA POSTA
CAFÉ CON PIQUETE. El mensaje en Twitter del conocido activista Adrián Lebaron al presidente de México lo pinta tal cuál: “Consejo de padre a padre. A mi hija la masacraron con mis nietos, al tuyo sólo lo evidenciaron. Aun así, yo no busco venganza, busco justicia. El odio guía tus decisiones y así nunca vas a encontrar la paz que creíste ibas a tener al ser presidente”. Ese afán de esconder errores, ocultar corrupción, desentenderse de problemas serios con humor negro y una demostración evidente de rencor y odio contra todos, pero principalmente contra los que supone culpables de que no llegara antes a la presidencia, muestra la verdadera personalidad del presidente. Toda proporción guardada, Arturo Núñez como gobernador hizo lo mismo, la venganza contra los que no lo dejaron llegar años atrás lo entretuvo y terminó mal, su gobierno resultó un gobierno fallido, el peor en muchos años. Lamentablemente, esa misma actitud muestra nuestro paisano, Andrés Manuel López Obrador. Pordiositosanto.
PIQUETE CON CAFÉ. No tiene la culpa el presidente, sino los que le siguen el juego y aplauden sus ocurrencias, algunas tan graves que en cualquier otro país le hubiera costado la destitución por motivos de salud mental. Le siguen el juego principalmente el poder legislativo que no asume su responsabilidad, los legisladores federales de Morena y allegados no representan a los ciudadanos como es su deber, le han permitido todo, más allá de los excesos, la violación constante a la ley, sus imposiciones descabelladas de funciones, funcionarios, embajadores, los cambios a la constitución sin calcular las consecuencias, los ataques a los medios de comunicación y periodistas incómodos, el manejo discrecional y caprichoso del presupuesto federal, la falsa y costosa austeridad, la burla constante a los gobernados y sus arranques de locura. En cualquier otro país, el poder legislativo ya hubiera tomado medidas drásticas.
UNA CONCHA. La reconciliación a través del debate es la única vía para reconstruir el estado fallido, propuso la extinta escritora siria inmigrada en México, Ikram Antaki en su lucha constante por defender la razón, propuesta que comparto, aunque es un proceso imposible en el gobierno de la 4T donde una sola persona siempre tiene la razón así se equivoque. “A menudo me he preguntado, dolorosamente, ¿cuáles y cuántos eran los accidentes que habían pasado sobre esta tierra para lograr la corrupción de la virtud? La historia de Occidente se hace de día; la de México, de noche y en tinieblas. Es la nación que se niega a crecer, el país de las estructuras blandas. Aquí todo es una coincidencia que depende del azar”, dice en “El pueblo que no quería crecer”, uno de sus textos más polémicos de los 29 que publicó.
LA ÚLTIMA. Ikram denunció lo que a su juicio han sido los grandes desafíos por vencer en México: la apatía, la violencia, la intolerancia, la ambición desmedida de poder y la falta de confrontación de las ideas. Era extremadamente reservada, sin embargo, pude platicar con ella en 1991 durante una cena en el hotel Calinda después de que recibiera el premio Juchimán de Plata. La recuerdo como quiero siempre recordar a una mujer de ese tamaño intelectual. «El mejor camino para llegar al odio del otro, al racismo, a la xenofobia, a la intolerancia, es empezar por el autodesprecio. Uno empieza por odiar a su propio pueblo, luego empieza a odiar a todos los demás.» Era una de sus frases célebres. Sea por Dios.