LA POSTA
FEBRERO LOCO. Cambia el clima en el mundo, también el modo de vida, las celebraciones, han cambiado las palabras, su significado, su intención y hasta los dichos. En el momento que escribo esta colaboración, a la una de la tarde del miércoles 16, después de varios días oscuros, lluviosos y con viento polar, el termómetro en mi celular marca 25 grados, es un buen día soleado, el cielo azul despejado, hasta los pajaritos cantan, pero, el aire gélido mantiene una sensación térmica invernal atípica de febrero, mes en que antes, entre calores y sudores, se celebraba la fiesta de carnaval del que pocos se acuerdan. La fiesta de la carne está muy triste en Brasil, en Veracruz y hasta en nuestro otrora guapachoso barrio. Pordiositosanto.
BOTANERO. El día 14, antes conocido simplemente como Día de los novios, ahora es Día del amor y la amistad para ampliar a todos la fiesta de los regalos. Los cambios más radicales son recientes, han ocurrido en los últimos cinco años empujados por la política, la economía, la tecnología y por supuesto, la pandemia. Precisamente la pandemia hizo cambiar el dicho de “lo que no mata, engorda”, por: “lo que engorda, mata” y seguirá matando pues los productos del campo que antes eran accesibles para las familias de ingresos modestos, ahora son inalcanzables, subieron de golpe y la raza cósmica seguirá comiendo lo que haya. Todo cambia, los únicos que no cambian son los políticos mexicanos, pero taimados como son, simulan que lo hacen, cambiando de partido.
CAMBIAZO. Tunantes del renovado portal Independencia, cofrades del “austero” Hueso Perpetuo; admiradas y consentidas prófugas del metate y agudos y filosos puñales que nunca faltan, corroboran que cambiar de X partido a Morena, es fácil y muy productivo. Ya lo dijo el sabio y correoso tribuno del Lacanjá, Juan José Rodríguez Prats, “cada vez que subo a tribuna siento orgasmo”, lo mismo debe sentir quien cambia de partido. Me imagino la emoción de un político venido a menos cuando otro partido lo recoge del suelo y le otorga una candidatura plurinominal, una senaduría, una alcaldía, una gubernatura, un alto cargo burocrático en el gobierno del partido que fue su rival en pasadas contiendas. Imagínese que con solo cambiar de partido queda atrás su pasado borrascoso, le perdonan sus deudas y sus pecados. Todos los días la gente cambia de religión y de empleo, lo de menos es cambiar de partido. Casi todos los políticos tabasqueños han cambiado de partido por conveniencia.
LA CAMINERA. Aunque se vea y oiga mal tengo que decirlo y reconocerlo: en las altas esferas del periodismo pasa lo mismo que con los políticos, son renuentes a cambiar y lo único que cambian son de patrocinadores. Si antes había una clase privilegiadas de periodistas y de medios que cobraban por elogiar o tapar los errores de los gobernantes en turno, hoy, sucede exactamente lo mismo, el gobierno actual sigue conservando la misma forma de operar que en el pasado, es conservador. Los únicos que se mantienen fieles a la noble idea del periodismo, son los reporteros a los que les toca hacer la talacha, esos mismos que esta semana se manifestaron ante los legisladores de Morena exigiendo libertad de expresión, respeto a su labor y protección al gremio de manera eficaz por las autoridades. Sea por Dios.