Franja Sur
Los eternos rivales. En enero de 1995 las protestas en Plaza de Armas, organizadas por López Obrador, estuvieron a nada de derrocar a Roberto Madrazo, quien ese mes iniciaba su gestión como gobernador de Tabasco.
Ante la presión ejercida por los militantes del PRD, las pláticas para su dimisión entre Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación (hoy es el embajador de México en EU) con los diputados federales perredistas, estaban avanzadas.
El presidente Ernesto Zedillo ya había cedido para “darle la cabeza” de Madrazo a López Obrador, quien alegaba que se había cometido un escandaloso fraude en la jornada electoral del 20 de noviembre de 1994.
Pero una indiscreción de Porfirio Muñoz Ledo, del PRD, cambió el panorama. Soltó en un medio nacional que la salida de Madrazo era cuestión de horas y, todo se derrumbó.
Las fuerzas del priísmo de Tabasco se organizaron para defender y llevar al palacio a Roberto Madrazo, y, así, con el apoyo de la fuerza pública, de connotados empresarios tabasqueños –muchos de ellos hoy están al servicio de la 4T– y cientos de militantes, desalojaron con violencia Plaza de Armas, donde salieron a relucir piedras, palos y, pandilleros –según denunció el PRD– que le prendieron fuego a sus campamentos.
Con el apoyo de los suyos entró victorioso Roberto Madrazo a la sede del gobierno estatal y desde el balcón, rodeado de cuadros dela dirigencia estatal del PRI, saludó a grupos de seguidores que en ese momento comenzaban a concentrarse en la plaza para vitorearlo.
Ese fue el choque más contundente entre Madrazo Pintado y López Obrador el siglo pasado. Pero el opositor no bajó la guardia. Luego organizó un éxodo al entonces Distrito Federal para continuar exigiendo su salida. Aparecieron entonces las llamadas “cajas de la ignominia”, con documentos de todos los gastos en la campaña del priísta.
Según denunció desde el Zócalo de la Ciudad de México, lugar al que arribaron después de más de 50 días de machacar pavimento, y donde pernoctaban, la cantidad utilizada por Roberto Madrazo, ascendió a más de 50 millones de dólares, “más de los que gastó Bill Clinton en su campaña en Estados Unidos”, dijo a los medios que le dieron una amplia cobertura, sobre todo el diario La Jornada y la Revista Proceso.
Luego vino otro escándalo protagonizado por López Obrador, ahora la toma de pozos petroleros iniciadas en febrero de 1996, en la que un policía, de un macanazo, le abrió la cabeza a AMLO cuando la fuerza pública desalojó la protesta que encabezaba en Guatacalca, Nacajuca, cuya foto en la portada de la Revista Proceso dio la vuelta en los medios del planeta. Más de cien perredistas chuparon cárcel por varios meses.
Así, durante todo su sexenio López Obrador fue una pesadilla para la gestión de Madrazo, al que anhelaba tirar de la silla de Plaza de Armas, hasta que un día llegó a Villahermosa Zedillo, procedente de Campeche, y dio todo su apoyo, al declarar, “Madrazo y yo, juntos hasta el 2000”, y, así fue, el gobernador constitucional terminó su gestión. De ese hecho se recuerda la frase del empresario Nacho Cobos que difundieron los medios: “para que los perredistas se dejen de mamadas”.
Hoy las circunstancias han cambiado, claro, Roberto Madrazo es opositor desde el PRI, lanzando continuos tuitazos en los que critica las acciones de gobierno de su paisano presidente. Aunque AMLO no despacha en la Plaza de Armas de Villahermosa, sino en el Palacio Nacional, pero para efectos de protestas, suelen ser más ruidosa cuando son contra un Ejecutivo federal.
Retomando una frase popular muy ad hoc para el caso, hoy a AMLO le toca ser piñata, y a Roberto Madrazo, garrote. De este modo, no se puede dejar de voltear a la plataforma del medio Latinus, desde donde le han asestado los golpes más certeros al presidente, y es que uno de los socios de ese medio es el hijo de Roberto Madrazo, esto es, Federico Madrazo Rojas, lo mismo que un yerno del ex gobernador de Tabasco.
Roberto Madrazo aseguró en una entrevista en un medio nacional que él no tiene nada que ver con la empresa de sus familiares, pero el caso ha levantado suspicacia en la clase política.
El tema es que los reportajes sobre presuntos actos comparados al de la “La Casa Blanca” en el gobierno de Peña Nieto, conocido ya como “La Casa Gris”, en el que figura José Ramón López Beltrán, hijo del presidente, y el amague de sacar los trapitos al sol a Andrés López Beltrán, otro de sus vástagos, hoy Latinus, con su periodista estelar Carlos Loret, tiene prácticamente a AMLO defendiéndose “como gato boca arriba”.
Sin duda alguna, la información difundida ha rebasado incluso a las televisoras nacionales al servicio del régimen, pues no obstante que en sus noticieros ocultan en parte la información del caso de la lujosa residencia en Houston, Texas, propiedad de un contratista de Pemex, beneficiado con obras millonarias, y que se la habría dado un tiempo a José Ramón López y esposa por las favores recibidos.
Las indagaciones periodísticas señalan que cuando la habitó el matrimonio, los contratos de la empresa involucrada casualmente se ampliaron en Pemex.
Así, el fantasma de un “conflicto de interés” ronda en la esfera del régimen y, por más esfuerzo que hace el presidente López Obrador para tratar de apagar el fuego, la verdad, la verdad, sus palabras más atizan la lumbre, las flamas se agigantan al grado de que ya es nota en los medios internacionales y, los resultados que arrojen la indagaciones que vienen, podría quemar a todo el sistema de la 4T.
Dicen que “la venganza es un plato que se sirve frío”, pero no se puede asegurar si este nuevo episodio entre la eterna rivalidad de Madrazo y López Obrados, es el caso de una vendetta, o bien, producto de las circunstancias.
Ahí se las dejo.
@el_papiro @ralopez22