FRANJA SUR

Durante la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) pasó de todo: Discursos cargados de palabras de reconocimientos y declaraciones a favor de la obra, provenientes de políticos y empresarios aliados del presidente.

Hubo música, alegría, colorido, aplausos, abrazos, felicitaciones, pero también enojos y mentadas de parte de quienes se llevaron casi dos horas para llegar a la estación aérea, así como críticas a la obra de parte de los opositores.

Los que descalificaron la edificación consideraron que se trata de un aeropuerto de tercer mundo, con baños sin agua, restaurantes de cuarta, también el acarreo de militares vestidos de civil para hacer bulto y, los ambulantes que dieron al lugar un aspecto de central camionera de segunda. La que se llevó la nota fue la humilde mujer que vendió tlayudas.

Se van a quedar con el «ojo cuadrado», presumió días antes en su rueda de prensa la gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, pero, como parte interesada, claro, no podría decir lo contrario.

Bien, para reflexionar lo mejor posible sobre esta la primera obra emblemática del régimen, revisemos, por ejemplo, el caso del graduado que, es semejante a lo que pasó ayer con la inauguración del AIFA, estrenado con bombo y platillo donde el gobierno tiró las campanas al vuelo con la estación aérea auto considerada por el régimen y sus aliados de las «mejores del mundo».

Y es que cuando el estudiante al fin alcanza la meta de concluir sus estudios tras presentar el examen profesional, se prepara con emoción infinita la fiesta de su graduación.

Entonces todo es felicidad y alegría. Son días de regocijo para él y su familia. Los padres presumen con todo el mundo el logro de su hijo o hija. La persona a graduarse es felicitada por sus allegados, y su novia o novio, cuando la tienen, irradian de felicidad al saberse, en un futuro cercano, en unión de por vida con el nuevo profesionista.

La fiesta para la ocasión es preparada con todo los lujos posibles. La familia del graduado tira la casa por la ventana en la celebración del «orgullo de la familia». El día esperado las felicitaciones le llueven al nuevo profesional como a sus orgullosos padres.

Y es que el primero cumplió la meta al obtener su título y los padres se sienten satisfechos el haber impulsado la preparación académica del hijo o hija para los retos de su nueva vida.

Pero la realidad de todo se verá en los siguientes años, cuando esté ejerciendo su trabajo de manera profesional, esto es, cuando tenga que sacar adelante proyectos relacionados con su profesión.

Ahí se verá, en el campo de su profesión, si aquel graduado con todos los honores familiares, le cumplió a su familia y a la sociedad. Sí, a la hora de la verdad, pues de las facultades surgen, egresan profesionales exitosos como aquellos pésimos que luego son la vergüenza de sus universidades. Esto es, en el terreno del trabajo es donde se puede calificar si resultó un proyecto real, si fue capaz de alcanzar el estándar de un profesional modelo, o, un profesional del montón.

Lo mismo se debe esperar con el resultado final del AIFA, pues ayer, hasta los que no saben del tema saltaban de gusto, presumían algo que no han visto físicamente, se dejaron llevar por las imágenes que vieron, esto es, la propaganda normal en todo inicio de proyectos.

También entre la gente del gobierno federal y sus aliados fue día de alegría, regocijo y entusiasmo durante la ostentosa inauguración de la primera obra significativa de este régimen.

Pero el resultado final, el veredicto, la realidad de si se trata de un éxito o fracaso, de que será un modelo a copiar por otra naciones, se verá en próximos meses y años. Y esto lo podrán corroborar cuando surja la opinión de los expertos en aeronáutica, porque eso de opinar sin tener conocimientos, es como dar palos de ciegos.

También podrán dar su opinión y serán válidas, ciudadanos que de manera cotidiana viajan en aviones a distintos destinos nacionales y extranjeros, que han pisado otros aeropuertos internacionales.

Porque, con todo respeto, los que solo utilizan (utilizamos) combis o camiones de segunda para viajar a la estación TAPO de la ciudad de México, estamos limitados en el tema.

Luego entonces, esperemos el fallo de los expertos para conocer realmente si la obra resultó de calidad, y es eficaz para cumplir con el objetivo planteado o sólo aguantará entrega y resultará un fracaso monumental. Por eso, no adelantemos vísperas.

Ahí se las dejo.

@el_papiro @ralopez22

Por René Alberto López

39 años de trayectoria en el periodismo, ejercicio que inició en su natal Cárdenas en 1981. Ha publicado en diversos medios de Tabasco, Campeche y Chiapas. Dos premios estatales de Periodismo en Campeche, y en Tabasco recibió el reconocimiento "De Periodista a periodista". Corresponsal del diario nacional La Jornada y de la agencia internacional France Press (AFP).