Franja Sur
Darle todo el poder a un partido en el gobierno es los peor que pueden hacer los ciudadanos. Por eso, no es gratuito que nuestros constituyentes en la Constitución Política hayan plasmado la división de poderes.
Los contrapesos siempre serán una herramienta para la marcha de la buena democracia, y, permiten que los gobiernos contribuyan al avance de los pueblos y se privilegien las causas populares por encima de las políticas de avaricias.
Pero en Tabasco, la tierra del presidente López Obrador que se presume «demócrata», el pueblo está viviendo hoy por hoy un gobierno soberbio, intolerante y muy alejado de la vocación social. Tienen en sus manos el poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Así, veamos ahora la consecuencia de gobiernos absolutos: Conocemos el caso de mucha gente en Tabasco que, por las condiciones económicas que persisten en el estado y en el país con desempleos, salarios de hombre y la carestía en los productos básicos, se les dificulta cumplir con el pago del impuestos predial, agua y luz.
Hablaremos en concreto de casos del municipio de Centro, hoy bajo el gobierno de doña Yolanda Osuna, sempiterna burócratas, formada íntegramente en la burocracia y que fue improvisada por Morena para ocupar un cargo político y llevarla a la presidencia municipal de Centro, con cabecera en Villahermosa.
Por supuesto, doña Yolanda Osuna no hace política, pues porque no es política, ha sido toda su vida burócratas y tiene muy arraigado en sus cimientos el papel de resolver todo bajo el estigma de como se resuelven en una oficinas, dando órdenes y que estas se acaten al pie de la letra. Esto es, no se le pueden pedir peras al olmo.
Aparte habrá que abonarle que cuenta con todo el poyo del secretario de Gobernación, Adán Augusto, quien no sólo la llevó al ayuntamiento, sino que le puso una cuña en la comuna al proponer como secretario del ayuntamiento a José Antonio Alejo Hernández, un funcionario a la orden de don Adán Augusto, al que tampoco se le da el ejercicio de la buena política y la humildad.
Luego entonces, ¿qué sucede cuando a una persona de estás características le dan poder? Pues bien, hoy lo está resintiendo la población que no puede pagar ni el predial ni el agua, pues si pagan no comen, y fue precisamente el hoy presidente López Obrador el político que cuando era opositor acuñó la frase: «primero comemos, luego pagamos».
Claro de esa lucha opositora no saben nada ni doña Yolanda ni el interino Carlos Manuel Merino Campos, pues en esos tiempos de confrontación política en Tabasco, ambos cobraban religiosamente sus quincenas trabajando en los gobiernos del PRI.
El asunto concreto del tema de hoy es que la gente que está siendo presionada con el pago del predial y del agua, acuden al ayuntamiento a tratar de resolver el problema con un descuentos o bien que les acepten pagos en abonos, es decir, que les den facilidades, pero no hay apertura en ese sentido por parte del ayuntamiento.
La postura es tajante: o pagas todo en una sola presentación o va el embargo. Doña Yolanda no acepta pagos en abonos, pues cómo: la señora presidenta nació en pañales de seda y nunca en su vida sufrió ni sufrirá lo que es la miseria en la que vive la mayoría del pueblo. Hoy, en estos tiempos de transformación hacia atrás, hasta la clase media que no tenía problemas, está pasando por situaciones económicas precarias. Pero ellos, los del gobierno, viven bajo otro cielo que no es el del sufrido pueblo.
Un conflicto similar, que amenaza con explotar, es el del pago de la energía eléctrica. Los recibos con cantidades estratosfericas son imparables e impagables, pero tampoco en la CFE aceptan pagos chiquitos, en abonos, que además no es la solución, porque los recibos siguen llegando altos y las deudas se acumulan.
Claro, le gente ofrece abonos con la finalidad de que no les corten el servicio de luz. La solución sería un tarifa baja que, prometieron el gobierno federal y estatal, pero no cumplieron los de la transformación hacia atrás.
El asunto es que estamos bajo las amenazas de un gobierno del municipio de Centro y una administración estatal, soberbios, intolerantes, sin vocación social que, sin pena ni más vergüenza, en el discurso ramplón se pintan de demócratas y de que son los mejores.
Ahí se las dejo .