El TioVivo

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Los audios filtrados con conversaciones del dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, grabadas por él mismo o por sus enemigos políticos, lo único que dejan en claro es el bajo nivel en el que ha caído la política nacional. Atrás han quedado las intenciones de construir una oferta viable a la sociedad viable, para acabar llevando el debate público al terreno del lodazal y el descrédito.

A la sociedad, al ciudadano ocupado en sobrevivir en una de las peores inflaciones de los últimos años, similar a la de los años 80, de nada le sirve escuchar que Alito pidió moches o que simuló ventas de terrenos. Menos que grabó la charla que sostuvo telefónicamente con el Güero Velazco y en las que recibió amenazas del “número dos”.

Poco o nada, le aporta al desarrollo del país el cochinero al que están llevando la política los adversarios de ambos bandos. La competencia ha llegado a un nivel en el que el debate, las propuestas, el análisis de los problemas y el planteamiento de las posibles soluciones, están prácticamente ausentes de la agenda nacional y pareciera que lo único que importa es desprestigiarse mutuamente.

Quizá la falta de acuerdos o el incumplimiento de éstos haya sido el detonador del cochinero que se está exhibiendo, pero lo que es evidente, es el grado de descomposición al que se ha llegado. El priista Moreno Cárdenas acusa de chantajes, amenazas y falta de dialogo. En respuesta, el estado, desde Campeche, lo exhibe como un político corrupto, pero nadie le finca legalmente alguna demanda, que pudiera llevarlo a comparecer ante la autoridad judicial. Es decir, no buscan hacer justicia, sino desprestigiarlo mediáticamente.

Para muchos, Alito era el dirigente opositor que el régimen quería. Mucho se dijo de su sumisión al poder, a cambio de impunidad y espacios para maniobrar. ¿Qué pasó después? Alguien no cumplió o quizá quien formalizó los acuerdos en ese entonces, dejó cabos sueltos que quien tuvo la responsabilidad de darle seguimiento no pudo amarrar.

Llevar la discusión al terreno del “embarramiento” público, en nada le abona a una política de entendimiento y acuerdos. En el lodo, todos, absolutamente todos, salen salpicados…

Antes de bajarnos del caballito…

Tabasco se movilizó por unas horas la mañana de ayer en la búsqueda de una joven residente del hospital Rovirosa, reportada como desaparecida. La sociedad en general se ocupó en tratar de saber qué ocurría. Finalmente, desde sus redes sociales, el propio gobernador dijo que estaba localizada y que hay un presunto responsable detenido. Sin embargo, las áreas encargadas de informarle a la gente lo que pasaba, como siempre, hicieron mutis. ¿De qué nos sirve pagarle un sueldo a un vocero que está más pendiente de las olas del más en Veracruz, que lo que pasa en Tabasco?