Para Usted
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Es cierto. Los distractores son elementos que tienen la capacidad de desviar la atención de determinados objetivos o acontecimientos, haciendo que una población determinada o una sociedad en general olvide lo que realmente importa; una especie de pan y circo, puesto lo que se pretende es desviar la atención de lo que, de verdad, debería importar.
Tan bien es cierto, los gobiernos de la Cuarta Transformación (4T), emanados del partido oficial Morena (todo ello hecho a la imagen y semejanza de su creador, el presidente Andrés Manuel López Obrador), en todo el país y también en Tabasco, se caracterizan en mal informar o desinformar a toda la sociedad, mediante sus medias verdades (los otros datos) o, simplemente disfrazar, enmascarar, tapar, simular y hasta revestir la información con el único objetivo de ocultarla.
Dicen los estudiosos que la manipulación política se encuentra en todas partes y a todas horas, pues no es nuevo que, muchos gobernantes crean una estrategia de distracción para incrementar el control social, creando problemas para luego ofrecer las soluciones; de la misma manera, victimizarse a fin de conseguir las piadosas miradas del “pueblo bueno”, que siempre está con los desfavorecidos.
En este sentido y ya entrando en materia que nos ocupa en nuestra entrega de hoy, uno de los elementos fundamentales para la distracción y manipulación política es utilizar las emociones dentro de sus discursos y acciones; recordemos que mantener a la sociedad civil distraída es primordial para ellos conseguir sus fines políticos, por ello, utilizaran el temor, el odio, la esperanza, entre otras emociones.
Un ejemplo de lo anterior es el que nos “ofreció”, el principal personaje de esta entrega (el presidente Andrés Manuel López Obrador) cuando, luego de tener como promesa de campaña la venta del avión presidencial ofreció una rifa del mismo para repartir premios por el valor de la aeronave, convirtiéndose esto en un factor distractor vendiéndole al pueblo la esperanza de ganar uno de esos premios, mientras se oculta la falta de contrapesos internos y la violencia que se ha incrementado en los últimos meses.
Pues bien y a propósito del baño de sangre; del olor a muerte que cubre toda la nación mexicana, un verdadero dardo al corazón lo constituyó la carta que hace unos días el Episcopado Mexicano, hizo pública y donde, “La Iglesia católica mexicana llamó este domingo al Gobierno a revisar su estrategia de seguridad, tras los asesinatos de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas, ocurridos el pasado lunes en el estado de Chihuahua, y señaló que en el país corre un río de sangre por la creciente violencia e impunidad”.
“El asesinato de los sacerdotes jesuitas refuerza el llamado a examinar la estrategia de seguridad en México, pues vivimos una ola de violencia histórica: el número de asesinatos en lo que va del sexenio supera las 122 mil personas”, señaló la Arquidiócesis de México en su editorial del semanario “Desde la fe” de este día. El órgano católico señaló que es grande el dolor que dejan sus muertes, “pero más grande es el dolor de saber que son miles de muertos en México “.
Todo lo anterior fue un verdadero dardo al corazón del presidente Andrés Manuel López Obrador, de los gobiernos de la cuarta transformación y del propio partido oficial Morena, puesto que la comunidad católica de este país, le exigió resultados a su fallida estrategia de seguridad pública (abrazos no balazos), misma que no es la idónea; no está dando resultado y sí, en cambio esta agravando la situación y la gobernabilidad de la nación mexicana.
A todo lo anterior, se le agrega lo declarado y solicitud directa del Papa Francisco (desde ciudad del Vaticano), ya que los sacerdotes asesinados pertenecen a la orden de los jesuitas, de donde proviene el Sumo Pontífice, por lo que esto constituye un grave y enorme obstáculo para la política electoral de López Obrador, para que el próximo presidente sea Morenista.
Ante ello, el presidente tabasqueño, en el púlpito diario de su mañanera, de inmediato puso el elemento distractor o del desvío de la atención de los millones de mexicano hartos de tanto pretexto y de promesas incumplidas, pues AMLO, colocó en el centro de la atención a su hijo Jesús Ernesto, a quien, en las redes sociales, exhibieron por su sobre peso.
No dude usted, que la misma foto donde aparece el hijo del presidente, fue “subida” y distribuida por el mismo equipo presidencial (previa autorización de AMLO, obviamente), a fin de, insistimos, desviar la atención, por lo del asesinato de los sacerdotes jesuitas y los pésimos resultados que en materia de seguridad pública el gobierno federal, ha conseguido.
«Mi pobre hijo, que lo amo, Jesús, está excedido de peso, ya saben ustedes, la edad de la adolescencia como es. Pero sale una foto y con saña lo atacan, eso es una cobardía, si el problema es conmigo, no con él. Hasta en las verdaderas mafias se respeta a la familia. Pero yo lo entiendo, es su grado de desesperación, porque no pueden. ¿Y por qué no pueden? Porque ellos no le tienen amor al pueblo», manifestó.
Lo que se le olvida al presidente tabasqueño, es como el sí puede desde la mañanera denostar, acusar, injuriar y señalar sin ton ni son, a quienes piensan, opinan o tienen distinta ideología o no están de acuerdo en la forma de llevar al país; ¿se imaginan ustedes, que la grey católica de México, llame a la feligresía, a razonar sus votos? ¿a considerar otras opciones políticas?; ¿se comienza a tambalear el proyecto Morenista? ¿También la intensión de AMLO, de seguir como poder tras el trono por seis años más? ** hasta mañana Dios mediante.