CARTA ABIERTA 

Al expriista Jesús Alí le fue concedida la delegación del Infonavit tras ser perdonado luego de irse por la libre en Morena, cuando le disputó a Yolanda Osuna la candidatura a la alcaldía de Centro. El expriista tenía pensado mantenerse a flote, sin meterse en estridencias mediáticas o políticas. Pero nunca se imaginó estar sentado sobre un auténtico barril de pólvora.

 

En efecto, los manifestantes del Movimiento Social México, que tienen bloqueadas las oficinas de la institución desde hace dos semanas, escalaron otro peldaño al exigir su dimisión. Lo acusan de cerrarse al diálogo e incumplir acuerdos, por lo que desde el lunes interpondrán una serie de demandas civiles. Mario Humberto Ruz Montalvo, líder del Movimiento, asegura que no les han querido condonar sus deudas hipotecarias, por lo que están en peligro de perder sus casas. 

 

Es un problema más grave de lo que parece. Las protestas contra la institución que dirige Carlos Martínez se han multiplicado en todo el país y no se ve una solución a corto plazo. Por ejemplo, en Tabasco hay 14 mil carteras vencidas y a nivel nacional hay 4 millones 300 mil.

 

El programa de Responsabilidad Compartida del Infonavit, lanzado a mediados de 2019, ha sido un rotundo fracaso. El cambio de salarios mínimos a pesos en los créditos no ha ayudado a los propietarios. Un ejemplo: de pagar mensualidades de mil 800 pesos, estas han subido hasta arriba de los cuatro mil y los ha puesto en peligro de perder su patrimonio.

 

En el colmo del agandalle, el Infonavit se ha dedicado a quitar casas, no de manera directa sino por medio de despachos privados de cobranza. En lo que va del sexenio, más de 500 mil viviendas han sido embargadas a morosos en varios estados.

 

En realidad, los beneficiarios de un crédito Infanavit no se niegan a pagar su crédito; buscan liquidar el adeudo según su ingreso actual, porque los créditos son impagables. Millones de derechohabientes llevan muchos años pagando y sus deudas no han disminuido; por el contrario, se han incrementado de manera considerable. En Tabasco, muchos han perdido sus viviendas por no cubrir sus cuotas mensuales por la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria por el Covid-19.

 

La mayoría de los que tienen una casa de Infonavit pagan el doble de lo que vale. Si dejan de pagar por falta de trabajo, el Infonavit les va a cobrar un interés sobre interés y aparte ajusta cada año en veces salario mínimo. Es decir, la institución ha perdido su esencia de apoyar a los trabajadores en la adquisición de un patrimonio familiar y se ha convertido en un negocio.

 

En realidad, el organismo incumplió los beneficios prometidos en el programa de reestructuración de créditos hipotecarios de Veces Salario Mínimo (VSM) a pesos. El programa ofrecía que las tasas de interés y los pagos mensuales quedarían fijos en lo que resta del crédito, lo que evitaría que el saldo de la deuda siguiera aumentando al dejar de estar referenciados al salario y a la inflación.

 

Según lo anunciado en un principio, el universo a beneficiar era de 2.6 millones de derechohabientes en el país. El primer grupo abarcaba a 1.6 millones de acreditados que están en VSM, de los cuales 7 de cada 10 tendrían descuentos de entre 10 y 20 por ciento en sus pagos mensuales o bien mantener la misma mensualidad alta, que los llevaría a liquidar antes su préstamo. El segundo grupo comprendía a un millón de derechohabientes, cuya mensualidad aumentaría una sola vez, pero ésta y la tasa de interés permanecerían constantes, además de que recibirían quitas significativas.

 

Sin embargo, las promesas no se cumplieron. Tras el arranque del programa, los supuestos beneficiarios se llevaron la sorpresa de que en lugar de que la mensualidad bajara, ésta aumentó -y con ello el saldo de su deuda-, además de que no hubo quitas.

 

Este es el testimonio de un derechohabiente de Nuevo León y que muy bien se repite en Tabasco: «Tengo 29 años y 5 meses pagando mi crédito y supuestamente en 7 meses termino de pagar los 30 años, pero con el cambio de esquema todavía voy a deber 300 mil pesos y una mensualidad mayor».

 

En este contexto es donde Jesús Alí ha quedado atrapado. Si bien la culpa mayor es del director general, Carlos Martínez, lo cierto es que la falta de diálogo y de oficio político es lo que ha llevado a que las condiciones se agraven en Tabasco, la tierra del presidente Obrador.

 

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63