LA POSTA
TRAGO LARGO. Temo a los fines de sexenio y a los signos que trae aparejados. Olivia Newton John y John Travolta recreaban el papel de dos colegiales en los fabulosos 50s en la película Vaselina (Grease) convirtiéndose en los ídolos del momento. Cuando se estrenó la cinta a finales de 1978 en México, este reportero trabajaba en una agencia de autos, el gobernador de Tabasco, era Leandro Rovirosa Wade; el presidente municipal de Macuspana, Víctor Manuel López Cruz, el de Centro, Agustín Beltrán Bastar, suplente de Manuel Gurría Ordóñez, y José López Portillo, presidente de la República, convocaba a los mexicanos a administrar la riqueza que generaba el petróleo. Muy lejos estábamos de imaginar la crisis económica y política que se vendría encima cuatro años más tarde. El petróleo echó a perder a México hace 40 años y hoy se pretende que lo rescate. Pordiositosanto.
TRAGO AMARGO. El derroche de los recursos públicos provenientes de los excedentes petroleros, la caída de los precios del petróleo en 1981, el aumento en las tasas de interés por EU, el financiamiento externo para desarrollar las reservas petroleras que incrementó la deuda externa de México, la fuga masiva de capitales y finalmente, tres meses antes de terminar su sexenio, López Portillo decretó la nacionalización de la banca y el control de cambio. Fue el último presidente del nacionalismo económico y sus sucesores dieron un viraje hacia el neoliberalismo tan choteado y vilipendiado en este sexenio de anarquismo político, económico, social, moral y hasta religioso. Los últimos tres sexenios que no vieron depreciación del peso fueron los de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, pero si cierres abruptos oscuros.
TRAGO CORTO. Han pasado 44 años de la película Vaselina y de aquel llamado de López Portillo de administrar la riqueza generada por el petróleo y 40 años de que sus desaciertos nos llevaran a la gran depreciación que le tocó anunciar a Miguel De la Madrid. Los síntomas de la misma enfermedad en 2022, empiezan a manifestarse. A dos años del cierre sexenal, el país gobernado por Andrés Manuel López Obrador muestra signos de profunda descomposición política, social y económica, la austeridad republicana mal entendida y peor aplicada, destruyó los cimientos del desarrollo; el desempleo y subempleo es brutal, el derroche de recursos en programas sociales electoreros y obras faraónicas sin rentabilidad inmediata ahogan las finanzas públicas, la educación pública a pique, el sector salud boqueando, el crimen organizado constituido en cuarto poder se enseñorea con violencia en el país.
LA CAMINERA. Se prevé un cierre de sexenio complicado, con muchas probabilidades de que se repita el escenario del 82 y el presidente trate de salvar el pellejo echándole la culpa a los conservadores y a Estados Unidos, como lo ha venido haciendo durante cuatro años en las mañaneras. Es probable que el anuncio de la pobreza franciscana sea para justificar la falta de recursos para los servicios públicos. Los distractores y conflictos provocados desde Presidencia están a la orden del día para evitar que la población recapacite, vea y sienta la presión acumulada. El gobierno de la 4T trabaja para ganar las elecciones de 2024 al costo que sea o en su defecto justificar el desastre posible. La militarización del país y la violencia desatada por el crimen organizado no pueden ser casos aislados ni casuales, deben tener doble fondo. Aplazar las elecciones de 2024 por el incremento de la violencia e impedir cualquier alzamiento opositor mediante el uso de las fuerzas armadas, son posibilidades que están sobre la mesa. Sea por Dios.