TABASCO POLÍTICO

Al contrario de lo que sucede en el partido guinda en donde sobran los aspirantes para la candidatura a la gubernatura local, en el PRI no llegan ni a cinco.
“No hay mucha tela de dónde cortar”.
Cuatro son los priistas que realmente tienen posibilidades de abanderar a ese disminuido instituto político en el 2024, que tiene años que está en terapia intensiva.
La ex legisladora federal y ahora diputada local, Soraya Pérez Munguía es una de ellas, y desde mi modesto punto de vista, la que lleva por ahora la delantera en la disputa interpriista por la candidatura.
Es de las contadas priistas que ha venido desempeñando con tino y puntualidad su papel opositor. Es perspicaz, preparada, valiente, combativa, experimentada e institucional.
La ex abanderada del PRI en el 2018, Georgina Trujillo Zentella es otra de las féminas que tiene las cartas de presentación necesarias para competir de nuevo (a pesar de su escandalosa derrota en las elecciones en las que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, ganó de calle).
El ex edil de Centla, ex representante cameral federal y estatal y ex funcionario federal y ahora servidor público de Gobernación, Nicolás Bellizia Aboaft, es otro de los que con toda seguridad va a cerrar fuerte en la justa por la máxima candidatura priista.
Al menos, claro está, que en el camino decida afiliarse a Morena, como ya muchos dan por descontado.
Desde luego, el presidente del Comité de Financiamiento del CDE del PRI, Francisco Lastra Bastar -hermano del líder de la JUCOPO, Jaime Humberto- es de los priistas que, sin duda alguna, va a estar en la recta final.
Al igual que Soraya, Gina y Nicolás es un político con las suficientes tablas para adjudicarse la candidatura.
Y párale usted de contar. No hay más prospectos a la vista. Así voltee usted de cabeza el edificio de la avenida 16 de Septiembre.
Porque no va a creer en la vacilada de que el dirigentillo del tricolor, Dagoberto Lara Sedas, tiene chance de ser el ungido a la gubernatura.
Sería las desgracias de las desgracias para los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes del PRI.
Lo bueno, es que no pasa de ser un chascarrillo de mal gusto.
Como también el de Erubiel Lorenzo Alonso Que.
De los dos no se hace uno.
Se trata de que sea un candidato digno, competitivo.
No un abanderado pelele o pobre pendejo, como los recién aludidos.
En fin, los priistas tienen la palabra.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, simple y sencillamente “se orinó fuera de la bacinilla” o, como decimos coloquialmente, la cagó.
Su actitud sorprendió a propios y extraños, ya que, es un político inteligente, experimentado… Toda “una chucha cuerera”. Bueno…se suponía.
Cometió un error de parvulito, de principiante.
Tomarse una selfie en pleno féretro de la Reyna Isabel II, y subirla a las redes sociales, resultó contraproducente, sobre todo, políticamente.
Y sus adversarios no dejaron ir la oportunidad, y le están dando con todo.
A decir verdad, la madriza se la ganó a pulso.
Su exacerbado e inoportuno protagonismo y exhibicionismo lo exhibieron como un funcionario federal, sin oficio y sensibilidad política.
Si bien es cierto, que no va a afectar en gran cosa sus aspiraciones presidenciales, sí decepcionó a tirios y troyanos.
Capitalmente, a aquellos que lo consideraban como todo un profesional.
De que la regó y requeté feo, ni duda cabe.

Por José Luís Gutiérrez

Periodista desde hace más de 30 años. Ha incursionado en diferentes medios de comunicación, escritos y electrónicos. Columnista del Semanario Razones, Jaguar y Noticias. De la revista Suceso. Reportero del programa de Noticias de la Comisión de Radio y Televisión. Comentarista en los noticieros radiofónicos de EXA y ABC noticias. Columnista del diario Olmeca y actualmente en El Heraldo de Tabasco.