LA POSTA
VOY A FIRMAR. La firma autógrafa más original y elaborada que conozco fue la de mi condiscípulo en la primaria y secundaria y gran amigo de toda la vida el singular e inolvidable pintor macuspanense, Freddy Pérez Sordo. En 20 segundos, iniciaba torbellinos caligráficos y remataba en una paleta y un pincel, su firma era una breve obra de arte. Para un aprendiz de pintor, todo empieza, me imagino, con un lápiz blando o mediano que sirve para crear bocetos y modelos sobre un cuaderno de dibujo que luego plasmará en el lienzo (canva). En mi tiempo, el lápiz Mirado No. 2 era el preferido para las clases de caligrafía que empezaban con la práctica de líneas rectas, círculos, diagonales, torbellinos precisos, sin salir de los márgenes del cuaderno especial para esa tarea. Pordiositosanto.
AL FONDO A LA DERECHA. En la actualidad la práctica de la caligrafía en letra cursiva ha desaparecido, quedó relegada únicamente a la firma. La letra de molde o Script, se impuso. Sin ser experto en análisis de la escritura, cualquier persona podría deducir de la firma de Freddy que su pasión era la pintura y quizás un experto en grafología podría agregar que era una buena persona, un ser humano bondadoso, leal, noble, cálido, simpático, buen amigo y muy fuerte a pesar de su discapacidad provocada por la poliomielitis que lo obligó al uso de muletas de por vida, descripción de su temperamento y carácter con la que coincidimos quienes fuimos amigos del pintor macuspanense.
FIRMANDO BAJO LA LLUVIA. A los expertos en el análisis de documentos que estudian la personalidad del escritor a partir de la investigación realizada sobre textos manuscritos se les conoce como grafólogos. En la actualidad los grafólogos son muy demandados en tres segmentos: el psicológico, en centros de salud mental; el criminal, para el área de justicia e investigaciones policiales, y el empresarial, en consultoras de recursos humanos, orientación y selección de personal. La grafología no es una ciencia, más bien es una técnica que se puede estudiar en un año o en cursos de seis meses en el Colegio Mexicano de Grafología, Psicología y Desarrollo; en el Instituto Nacional de Desarrollo Jurídico, Grafología Aplicada o en el Instituto de Grafología, Grafoscopía y Ciencias S.C. entre otros. A pesar de que la grafología no tiene suficiente sustento científico, no cabe duda de que los textos hechos a mano y principalmente las firmas, reflejan mucho de nuestro temperamento y carácter.
LA CAMINERA. Hace tres décadas los médicos tenían fama de mala escritura, sus recetas eran jeroglíficos que solo los farmacéuticos entendían, análisis que dejo pendiente para otra colaboración, pues es muy larga y arriesgada la justificación. Conozco firmas muy breves, como la del extinto empresario libanes, don Tito Manzur Ocaña, una espiral que remataba en el infinito definiendo su espíritu emprendedor; la de Roberto Madrazo Pintado podría confundirse con la de cualquier escolar, destaca su apellido y un triángulo sin cerrar que muestra los altibajos en su temperamento. Ni se diga la de Adán Augusto López Hernández, una A encerrada en una elipse con una L a la mitad, como una huija que le indica el camino a la buena suerte. La de Andrés Manuel López Obrador es compleja y complicada, justo como su autor, se alcanza a leer Andrés como en una receta de doctor. Hay firmas que rematan en tres puntos según el ritual masónico y otras con un solo punto por pura puntada. Reitero que en la actualidad la práctica de la caligrafía en letra cursiva ha desaparecido, quedó relegada únicamente a la firma y no tarda y ésta también desaparecerá sustituida por la huella y la firma digital. Sea por Dios.