CARTA ABIERTA
La reciente comparecencia de Octavio Romero Oropeza en la Cámara baja del Congreso de la Unión atizó más el fuego por la candidatura al Gobierno de Tabasco. Los afines al ‘Grupo May’ invadieron las redes sociales con el argumento de que el director de Pemex regresará pronto al Edén para buscar la nominación, lo que puso en guardia a la corriente encabezada por Adán Augusto. Es decir, de nuevo los ‘fundadores’ contra los ‘neomorenistas’.
Para unos, la estadía de ‘JODI’ en San Lázaro fue todo un éxito, mientras que otros lo calificaron como un sonoro fracaso ante la serie de señalamientos de los diputados, algunos de ellos muy graves.
Por ejemplo, la diputada del PAN, María Josefina Gamboa Torales, lo acusó de favorecer a la empresa Baker Hughes con el pago de una “deuda inexistente” de seis mil millones de pesos, mientras al mismo tiempo sigue sin pagarse a las empresas proveedoras mexicanas. También dijo que el robo de combustible ha subido en un 300%, de mil 700 millones a 5 mil 600 millones de pesos, en un ‘negocio’ amparado en Puebla y Tabasco, con la complicidad de la paraestatal.
Como era de esperarse, los enemigos del secretario de Gobernación enaltecieron al director de Pemex, poniéndolo ya, de plano, como el favorito a la Quinta Grijalva. La estrategia mediática tiene su razón de ser, sobre la base de la idea de que Octavio Romero es, en realidad, el ‘tapado’ del ‘Grupo May’. A observar los elogios a ‘JODI’, se observa que Javier May y Pepín López Obrador han venido actuando como distractores para abrirle el camino al exoficial mayor del Gobierno de la Ciudad de México.
Dos días antes de esa comparecencia, los cercanos a Adán Augusto habían dado la cara para defenderlo de las duras críticas de ‘Pepín’. Para no variar, el reclamo más visible fue de Raúl Ojeda, el presidente del Consejo Estatal de Morena. Luego de que el hermano del presidente se fuera contra las mantas y espectaculares que han colocado en diferentes puntos de Tabasco con la frase «Que siga López, estamos agusto», el jonuteco le espetó que «la desesperación de algunos compañeros raya en la locura».
La confrontación cada vez más latente que mantienen desde hace meses los grupos de Javier May y Adán Augusto ha registrado esta nueva explosión en toda su crudeza, situando al partido oficial en una guerra civil interna.
El cruce de declaraciones no permite vislumbrar una reconciliación en el corto plazo, más cuando nadie parece hacerle caso a la dirigente estatal Tey Mollinedo, quien funge como una mera figura decorativa al igual que por más de un año lo hizo el tristemente célebre ‘Pedro Pollo’.
Otra cosa que ha quedado clara tras la asistencia de Octavio Romero es la gran cantidad de simpatizantes que le apoyan, entre ellos varios adictos a las redes sociales que apenas hace unos días le juraban lealtad a Adán Augusto.
El recrudecimiento de la guerra en Morena por Tabasco ha sacudido el partido en todos los niveles. La conmoción ha llevado a un escándalo interno que, según han subrayado varios barones morenistas, daña y debilita al partido.
Aunque parezca reiterativo, en la dirigencia estatal de Morena se siguen preguntando qué espera el presidente para detener las embestidas del ‘Grupo May’. Lo que nadie quiere pensar, ni por asomo, es que el propio López Obrador las esté alentando.
: LA RÚBRICA
El Infonavit sigue engañando a los derechohabientes con toda una campaña propagandística que no responde a la realidad. Por ejemplo, en su reciente Feria de Soluciones, se ofreció la reestructura de créditos, pero nunca se dijo que era sólo para quienes están con despachos de cobranza. Por otro lado, los programas para convertir los créditos de “salarios mínimos a pesos” han sido un fracaso porque los supuestos beneficiarios tienen que pagar mensualidades mucho más altas. También se sabe que los intereses siguen subiendo, que no se respalda como se necesita a quienes han perdido sus empleos. Por eso los grupos civiles contra la institución se siguen multiplicando en todo el país, acusándola de no velar por el bienestar de los trabajadores. Si bien el Infonavit empezó a dejar los principios que le dieron vida desde el sexenio de Felipe Calderón, en los últimos años se ha erigido como el símbolo de la usura del Gobierno federal.