LA POSTA
LICOR DE CACAO. “Manejas como los ángeles”, dijo un conductor a su compañero al llegar a la terminal TAPO de los ADO después de que éste condujera la mayor parte de la ruta de Villahermosa a la CDMX. Hasta que escuché ese merecido elogio de un conductor a otro caí en cuenta que el viaje de casi 12 horas había sido muy tranquilo, no se registraron frenadas bruscas, rebases temerarios, imprevistos pases de topes o ruidos al frenar con la caja de velocidad en bajadas o zumbidos al subir cuestas. En ninguna parte vi el famoso letrero que usan los autobuses de segunda “el conductor es experto en seguridad” lo que regularmente contrasta con la facha de cafre que se traen algunos choferes de autobuses. Lo mismo pasa en el gobierno cuando el que conduce maneja como los ángeles: seguro, sin bulla ni pleitos con los gobernados y subalternos. Pordiositosanto.
LICOR DE MENTA. Cuando el conductor maneja bien, el pasajero se siente seguro, cómodo, tranquilo, en paz. Cuando el gobernante sabe mandar, se apega a las reglas constitucionales, ejerce con responsabilidad e inteligencia el mando, sabe delegar autoridad, compartir responsabilidad, tomar decisiones democráticas por el bien común, los ciudadanos viven sin preocuparse de lo que hace el gobierno porque todo está previsto, no se toman decisiones imprevistas o al machetazo, no se cambian las cosas que funcionan ni se cambian por capricho, ni se crean conflictos por rencor, odio o razones ideológicas. En este clima de paz y seguridad, el ciudadano prospera, se preocupa por sus negocios, su trabajo, su empleo, su familia, no se distrae ni se preocupa por lo que hace el gobierno porque sabe que éste actúa conforme a lo que le ordena la constitución y las normas que de ella emanan.
LICOR DE CUAJILOTE. Los mexicanos no podemos seguir viviendo preocupados por lo que diga y haga un hombre que todas las mañanas se levanta a crear problemas y conflictos con medio mundo, no lo elegimos para que todos los días nos pida que matemos a nuestros propios familiares, amigos y hermanos porque los acusa de conservadores, católicos, ricos, estudiosos, críticos, intelectuales, responsables, trabajadores o emprendedores. Definitivamente no elegimos a este horroroso hombre para labor de zapa, para socavar, corroer el país hasta hundirlo, todo lo contrario, lo elegimos para que sacara del hoyo a México, para que uniera a los mexicanos, para que le diera brillo a la Presidencia. El tiempo inexorable se está agotando, ya no le queda tiempo ni tiene voluntad para arreglar tantos estropicios, conflictos, enconos, derroches y errores garrafales que ha cometido en el ejercicio del poder que se le otorgó después de tantos sacrificios de millones que confiamos en él.
LA CAMINERA. La experiencia nos dice que los políticos se enojan en público y se abrazan en privado, pero dejan el germen de la violencia entre los ciudadanos que se hacen trizas, tejen rencores inmundos, padres contra hijos, hijos contra padres, hermanos contra hermanos, por un razonamiento estilo Jomeini, “si no estás con nosotros, estás contra Alá”, dicho de otra manera “si no estás con la 4T, estás contra nosotros, estás contra el pueblo”. Siempre es fácil echar las culpas a los demás. La ideología suele ser monstruosa y acompañada de fanatismo, es sumamente peligrosa. Al paso que vamos con un presidente que todos los días azuza a unos contra otros, vamos a terminar peleando como perros y gatos por comer mientras los políticos campechanamente se reparten el poder y se abrazan en lo oscurito. Pero todo tiene un límite y ese límite ya llegó. Sea por Dios.