El TioVivo

fernando.valdesleyva@hotmail.com
@Fer_valdesleyva

Emblemática, sin duda, como lo es para los fundadores de lo que llaman “el movimiento”, de nueva cuenta la Plaza de Armas de Villahermosa fue el escenario desde el que se recordaron eventos que marcaron el rumbo de quien es hoy el presidente de México.

Quizá algunos no tengan memoria o pretendan esconderla en el cajón de lo innombrable, quizá otros aun no tenían conciencia de cómo se construía un proyecto, pero hay muchos que aún recuerdan el significado que el centro político de Villahermosa ha tenido en la lucha encabezada por Andrés Manuel López Obrador.

Fue en Plaza de Armas, donde protagonizó su llamado a la desobediencia civil en el 94. Lugar también que recibió a centenas de simpatizantes que mantuvieron sitiado el corazón de la ciudad, demandado la anulación de unas elecciones que consideraron fraudulentas y que finalmente fueron desalojados por la fuerza.

Esa misma plaza fue el escenario de cotidianas protestas generadas desde su movimiento, para cuestionar un día sí y el otro también, al gobierno de Manuel Gurría durante el trienio de éste y que, invariablemente, terminaban “solucionándose” en el escritorio del subsecretario de gobierno, mediante fuerte pagos en efectivo para los líderes de la reclamación.

Fue de Plaza de Armas desde donde López Obrador, salió del Edén para buscar escenarios nacionales y posicionarse como un líder con presencia en todo el país.

Este fin de semana, desde ese sitio, se dijo “Plaza de Armas es un símbolo de lucha por la democracia y un referente nacional de la transformación. Estar aquí nos trae muchos recuerdos y, sobre todo, nos reanima a seguir adelante”. Es la voz de Javier May, la que recuerda de qué lado han estado quienes se identifican con el movimiento, y dónde estaban aquellos que hoy, desde la comodidad del cargo público, se dicen andresmanuelistas. Quizá si lo sean ahora, pero sólo lo son de ocasión…

Antes de bajarnos del caballito…

Ecos del informe en Centro, dan cuenta de un “eufórico” público que vitoreó a la alcaldesa. Al viejo estilo, se dijo sólo aquello que a la administración convenía, pero nada de los constantes reclamos de la sociedad, quizá sea este el momento de ir pensando en eliminar la vieja práctica de rendir informes que realmente nadie escucha. De nada sirve que, ante un teatro relleno de manera artificial con gente convocada solamente para aplaudir y de empleados municipales, se quiera aparentar un respaldo popular de miles de votos que todos sabemos cómo se obtuvieron. El autoengaño en un servidor público es un arma muy peligrosa…