LA POSTA
TRAGO LARGO. Ciertas personas, entre las que me encuentro, creemos que los libros son un obsequio delicado y grato, aunque muy pocos estén de acuerdo. Hace algunos años, mi amigo Homero T. Calderón, una tarde en que acudimos a la librería de Los Azulejos, con alegría me dijo, “escoge un libro, te lo obsequio”, y escogí “Vivir para contarla” de Gabriel García Márquez, largo relato donde el autor resume el camino que recorrió para llegar a ser el escritor notable que conocemos. A pesar de sus peripecias como periodista, sobre todo cuando se critica al poder con inteligencia y serenidad, Gabo logró atravesar la laguna negra de las noticias y salir a la superficie con algunos musgos colgando de su ropa, pero sano y salvo con suficiente material para escribir historias sin atacar de frente a las culebras, como sugiere el Manual del buen entendedor. Pordiositosanto.
TRAGO AMARGO. A contrapelo de “Vivir para contarla”, en México, se podría escribir otro interesante relato de más de 500 páginas con el sugerente título de: “Que viva para contarla”, con lo sucedido el jueves pasado al periodista y conductor de televisión, Ciro Gómez Leyva, por las evidencias que fueron dejando los delincuentes que lo emboscaron en su colonia, antes de llegar a su casa. Todo delincuente profesional que se precie, sabe que un personaje de la televisión del tamaño de Ciro por necesidad debe utilizar un coche blindado por si alguien le arroja desde limones chupados hasta balas calibre 50 y que como profesional del crimen, debe cumplir con su cometido, no quedar a medias, a menos que esas sean las indicaciones del autor o autores intelectuales.
TRAGO DERECHO. El ataque fue directo. El susto que se llevó Ciro es para que le haya caído la diabetes o sufriera un paro cardiaco, pero no era su destino ni el objetivo de sus victimarios matarlo. Lo dejaron vivo pues saben que esa historia contada por la propia víctima causará más agudos comentarios que su muerte, se puede deducir de los hechos. Se sospecha que el atentado vino directamente del más alto poder político y desde luego el escepticismo me invade. El viernes tenía previsto comentar hoy que en la “mañanera”, el presidente López Obrador se haría a un lado y le echaría la culpa a la oposición. Ayer lo corroboré. Especulemos sobre lo que sigue: el gobierno de la CDMX y la fiscalía van a detener a los supuestos tiradores y estos van a “confesar” que un personaje siniestro sin nombre ni domicilio relacionado con la oposición al gobierno de la 4T, los contrató. En este país donde la verdad es sospechosa, los periodistas temerarios caminan sobre cuchillos afilados todos los días acusados desde “las mañaneras” de traidores, corruptos, culpables de todo y no dignos de ser escuchados, vistos ni leídos. El presidente todos los días hace labor de zapa.
LA CAMINERA. Estas arengas diarias irresponsables de odio y rencor del presidente han provocado reacciones violentas y peligrosas en contra de los periodistas y división hasta en las familias mexicanas. Hace cuatro años, entre mis familiares directos reinaba la paz, la hermandad y la solidaridad, nos reuníamos a menudo, nos saludábamos y celebrábamos la Navidad y Año Nuevo los más posibles. Sin embargo, el mensaje de odio y rencor de nuestro paisano ha calado hondo en unos miembros de la familia y en otros han provocado un rechazo profundo, dando como consecuencia lógica un rompimiento familiar. Por más que trato de explicar a mis más queridos familiares que la amistad y el amor fraternal van primero, que son más fuertes nuestros lazos sanguíneos que el fanatismo político y que ningún personaje por más paisano que sea merece nuestra devoción, las relaciones se siguen rompiendo inexplicablemente. Espero un milagro de Navidad. “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Gabriel García Márquez. Sea por Dios.