LA POSTA

SAL Y LIMÓN. Las ciudades poseen símbolos arquitectónicos emblemáticos que las identifican, algunos creados, otros descubiertos o quizás involuntarios. La torre Eiffel en París; el Cristo del Corcovado en Río de Janeiro, la estatua de la Libertad en Nueva York, la Acrópolis de Atenas, la catedral de Guadalajara, el cerro de la Silla de Monterrey, son algunos símbolos modernos que representan la actitud de sus habitantes y su gobierno, su historia, imaginación, deseos, ideas, carácter, esfuerzo, valor. Villahermosa tiene varios, pero el más emblemático es el obelisco del bicentenario en forma de antorcha, ubicado a un costado de palacio de gobierno. A pesar del oxido y las bromas que se gastan por su forma, idea del arquitecto Jorge Cámara, si lo observamos desde la calle Sáenz con la luz del día, la antorcha se alza majestuosa y le da sentido y volumen al entorno. De noche, cuando este monumento lucía con luz interior y exterior era un bello espectáculo. Pordiositosanto.

RESTOS DE HUMEDAD. Después de su construcción por el gobierno de Andrés Granier, los sucesores y alcaldes no se han preocupado por darle mantenimiento. El aspecto de abandono de la mentada escultura de hierro, manifiesta la actitud de los últimos tres gobiernos que ha padecido Tabasco: los de Arturo Núñez Jiménez, Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos y los alcaldes de Centro. La antorcha representa un gobierno indolente, insensible, avejentado, oxidado, ocioso y negligente, celoso y falsamente austero. En México y en especial en Tabasco, los gobernantes en turno dejan perder las obras materiales e inmateriales realizadas por gobiernos anteriores o de diferente partido, por celo político, el peor de los celos pues los gastos y sus consecuencias las pagan y sufren los ciudadanos. La herrumbrada antorcha simboliza perfectamente la actitud de los que ocupan palacio de gobierno.

SAL DE UVAS. Esa actitud se confirma y extiende cuando constatamos el estado lamentable de otros edificios y monumentos públicos, como el despreciado Museo Elevado de Villahermosa (Musevi) que en mala hora Jesús Alí le encargó al arquitecto Enrique Norten, quién, con toda su fama, mordió el polvo en Tabasco, no entendió que no era buena idea construir en ese sitio y menos una estructura de metal donde la humedad es excesiva y la oxidación avanza más rápido que en otra parte del país debido a que el agua de lluvia cae contaminada por residuos ácidos que despide la industria petrolera. Puedo mencionar sin agotar la lista, otras obras monumentales en abandono. Las obras del más famoso arquitecto de México, Teodoro González de León: el parque Tomás Garrido Canabal, considerada una obra de arte con la torre del caballero abandonada, el centro administrativo de gobierno y la biblioteca pública José María Pino Suárez, las tres con gran deterioro, sin limpieza ni restauración.

LA DEL ESTRIBO. El puente peatonal Solidaridad con su mirador sobre el río Grijalva; ni que decir del parque La Pólvora, plaza de armas, el ruinoso y grafitado parque Juárez, el hemiciclo a los niños héroes, y decenas de edificios públicos que padecen un ingrato abandono por los celos políticos y la indolencia que el gobierno trata de esconder bajo el manto de la austeridad republicana. Todos estos edificios públicos y monumentos son susceptibles de rescate y uso adecuado, representan arquitectónicamente una etapa de la historia de la ciudad que debe conservarse. La falta de mantenimiento por la austeridad mal entendida y selectiva que profesan los gobiernos de la 4T, ha provocado desastres como el de la línea 12 del metro de la CDMX con saldo de 27 muertos y recientemente de la línea 3, con un muerto y más de 100 heridos. Por el abandono, las grandes estructuras a que me refiero en Villahermosa, también podrían colapsar provocando desgracias personales y la pérdida de gran parte del patrimonio histórico y cultural de la ciudad de Villahermosa y el estado. Sea por Dios.

Por Juan José Sánchez Gálvez

  Egresado de la Facultad de Comercio y Administración de la UNAM. Nativo de Macuspana, Tabasco. Premio estatal de periodismo 1995 en el género de Columna. Mención honorífica Premio Crónica Feria Tabasco 1996; Premio 1999 al Mérito Periodístico de la Asociación de Periodistas Independientes (API) y premio 2000 de la Asociación Tabasqueña de Periodistas (ATP). Reportero, jefe de información y columnista en el diario El Sureste de Tabasco; colaborador en los diarios locales Olmeca, Rumbo Nuevo, Ahora Tabasco y el semanario Jaguar. Coordinador de comunicación social de la CFE, Zona Villahermosa (2000-2009). Incursiona frecuentemente como analista político en diversos medios electrónicos (TV, Radio, RS) de Tabasco. Presentó su primer libro en 2018: La Víspera (crónicas de Macuspana) editado por el Gobierno del Estado de Tabasco y la Secretaría de Cultura.