El Tutupiche
El pasado viernes 13 fui a una reunión; supersticioso como soy, me imaginé que se trataría de un ‘Aquelarre’. Todo inició muy bien, ya que cada uno de los asistentes empezó a contar sucesos paranormales, sobre duendes y espíritus del más allá, en los que sin quererlo, intervinieron.
Ninguno de los ahí reunidos tuvimos miedo alguno, ya que una de las invitadas tuvo la bondad de llevar una ‘Virgen’ y la puso en la mesa, aunque más bien, fue en una silla.
Así, una persona habló sobre un espíritu maligno que entró a su casa y comodinamente hasta el clima y la tele prendía, lo que le ocasionó que se le incrementara el costo de la luz eléctrica.
Buscó ayuda profesional y le dijeron que a punta de mentadas es como podría sacar a su indeseado inquilino, por lo que de inmediato ejerció lo mejor de su repertorio en ese florido lenguaje, y pues el espíritu no aguantó lo malos tratos y se fue.
Otra persona, la que llevó a ‘la Virgen’, habló de que en el sótano de su casa, fabricaba licor, no sé si clandestino o no, y de repente encontraba las botellas de jugo abiertas y a medio tomar, incluso hasta huellas de unos piecitos, por lo que imaginó que se trataba de un duende.
Pusieron cámaras para la siguiente noche y por fin atraparon al sujeto que no resultó ser un duende, sino un tlacuache teporocho.
Precisamente dos teporochos como nosotros, nos hicieron una videollamada en la cual compartimos alientos alcohólicos y posteriormente continuamos con nuestra sesión.
Hicimos como ‘que la Virgen nos hablaba’ y nos contó de una experiencia clásica de duendes que juegan canicas; mientras que otro compañero expuso que sus ayudantes emborracharon y cuerearon a otro duende; pero que él solo escuchó el llanto en una especie de ventolera.
Alguien más habló de la visita de su abuelita, ya fallecida, a cada uno de sus embarazos, pero le pidió que el tercero fuera el último, porque el pasaje del Más Allá al Más Acá, por la inflación, se puso carísimo, y así fue como dejó de embarazarse, mientras que al marido, a partir de esa fecha, solo se le sube el muerto.
Un amigo se quiso arrodillar ante ‘La Virgen’, pero ¡A la Virgen! Se acordó que está mal de las rodillas y que todavía no le han puesto las bocinas Steren, porque está esperando que salgan otras más potentes.
La plática era interesante, hasta que la chica que llegó con ‘la Virgen’ se la llevó y por arte de magia, empezaron a hablar, ¡otra vez! de las enfermedades y achaques de cada uno de los ancianos ahí reunidos; así del Aquelarre nos pasamos al ‘A que la re-petición de dolencias.
Uno de ellos dijo que tenía gota, que padecía de incontinencia urinaria y de escurrimiento nasal, por lo que en lugar de un doctor, le recomendamos mejor, un plomero; otra, que las patas de gallo ya se le estaban convirtiendo en patas de pavo, y la mandamos con el veterinario.
Para no hacerles tan largo el cuento (que creo ya se los hice), salí de ahí con dolor de columna, y eso que yo las escribo, sentía también que la tibia ya se me había enfriado, que ya la fuerza de la mano izquierda, como decía Chente, se me acabó, que el tabique nasal se me había convertido en block macizo nasal, y que en ambas plantas de los pies, ya tenía raíces.