LA POSTA
A LA UNA. Estos son momentos de definición, amenazó AMLO a Cuauhtémoc Cárdenas en uno de sus dislates mañaneros y los ingeniosos “conservadores chocos” a los pocos días editaron un audio donde Jesús Antonio Sibilla Oropesa, hoy por hoy el periodista con mayor credibilidad en Tabasco, supuestamente le toma la palabra al presidente y en una de sus ya famosas cartas reprueba la actuación de los gobiernos de la 4T, manifestando en pocas palabras su rechazo a la determinación del presidente de imponer en nuestro estado a personajes impresentables, muy cuestionados y definitivamente corruptos y deficientes como gobernantes y administradores públicos que han hecho y deshecho propiciando un desastre. Este reportero agregaría que eso pasa en todo el país. Es el sentir de buena parte de la población tabasqueña, de eso no hay duda, aunque sea un audio editado con mala intención. Pordiositosanto.
A LAS DOS. Dice la gramática que el definido no debe entrar en la definición, por ejemplo, si trato de definir “ingrato”, no puedo decir “dícese de la persona que es ingrata con los que lo han ayudado”, sino que se refiere a la persona que no aprecia ni agradece el favor o el bien que recibe y que invalida o lastra el valor de los esfuerzos y gestos positivos de los demás. La vida de Andrés Manuel López Obrador ha sido todo un tratado de ingratitud, desde su niñez hasta la vejez, lo que ya he comentado antes con ejemplos claros. En su camino a dejado tirados a muchos de los que confiaron en su proyecto y le demostraron su amistad más allá de los intereses personales y de grupo.
A LAS TRES. Si AMLO fue ingrato con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas quien lo adoptó y lo hizo crecer como dirigente nacional del PRD y luego jefe de gobierno de la CDMX, para que se encumbrara hasta la presidencia, ¿qué pueden esperar los que hoy lo veneran, esos que solo sirven para votar controlados por los programas sociales? Más tarde se darán cuenta, como se dieron cuentan millones que votaron por él y que hoy se sienten defraudados y hasta traicionados por el paisano al que le concedieron su confianza y le brindaron su apoyo más allá de los simples comentarios en la red. La ingratitud es un pecado según la Biblia. No robar, no mentir y no traicionar, es una recomendación plagiada por el gobierno de la 4T al libro El Levítico, escrito mil 500 años AC que dice textualmente: “(LV 19-11) No hurtaréis, no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros” y agrega “no haréis sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas”.
LA CAMINERA. La ingratitud es propia de las malas personas, esas capaces de todo, hasta de matar sin remordimientos. La ingratitud es una forma de egoísmo que tiene su origen en la mala educación, la arrogancia y los sentimientos de rencor y envidia, entre otros. El colmo de la ingratitud de Obrador se manifestó con su actitud ante Cárdenas, pero hay una larga lista de los que la sufrieron y la sufren, en Tabasco son miles, entre estos el doctor Wilberth Narváez, activista que junto con AMLO inició el movimiento de transformación entregando todo su tiempo, dinero y esfuerzo a la causa muriendo pobre sin recibir ayuda de Obrador ni de los obradoristas. El periodista José Gutiérrez Vivó perdió hasta la camisa por mostrar simpatía con AMLO, lo mismo que Ciro Gómez Leyva quien pasó un largo periodo de infortunio por lo mismo. Recientemente Carmen Aristegui, una de las más identificadas con la causa obradorista ha recibido varios golpes de ingratitud de parte del presidente de México. Juan Calvino, padre de la reforma protestante, lanzó una frase célebre que los actuales profetas curiosamente no replican: Cuando Dios quiere juzgar a una nación, les da gobernantes malvados. Eso está sucediendo en México con López Obrador, lección que debemos aprovechar para no cometer el mismo error en 2024. Sea por Dios.