LA POSTA
LECTURA DEL CAFÉ. Encontré un pequeño libro que cabe en el bolsillo trasero, ahí donde se anida la cartera y el paliacate. Contiene, según la portada, la breve historia del mundo jamás contada. Estaba abandonado en el banco de trabajo oxidado de un viejo maestro herrero de Macuspana al que le gustaba platicar de libros que nunca había leído, aseguraba que con solo ver la portada conocía su contenido. A los que acudían a su taller, entre pausas, contaba que El Quijote de La Mancha era la historia de un herrero especializado en fabricar armaduras de hierro templado a la fragua lenta, como lo hacían los que inventaron la forja herrería. Don Quijote y Sancho Panza eran agentes viajeros al servicio de aquel herrero, noble caballero de templados gestos, dientes de oro y sonrisa de plata. Hoy es tiempo de los libros digitales, de ediciones impresas reducidas. Empresas editoriales del altiplano ofrecen 20 ejemplares por 10 mil pesos incluyendo el trámite de ISBN de la obra, edición, impresión y acceso a Amazon. Pordiositosanto.
DOBLANDO LA PÁGINA. A propósito de libros impresos, digitales y personajes singulares, tengo una deuda por pagar con un compañero y amigo muy querido. Quizás soy moroso, mala paga, tramposo, como dicen en mi pueblo, por no cubrir en tiempo y forma mis compromisos sociales, pero, la semana pasada destiné lo único valioso que tengo en abundancia, mi tiempo, para acompañar a su última morada a una apreciada y querida amiga, doña Ana María Sánchez Millán, quién hizo de su dolor una oración hasta el momento en que nos dijo adiós la tarde-noche del miércoles 21 y la enterramos el 22 a las 13:00 horas, exactamente la hora en que mi amigo Erwin Macario Rodríguez presentaba su obra literaria: “Levantarse a vivir. Memoria de cultura” en la Feria Internacional del libro de la UJAT 2023 que terminó el sábado 25 de marzo con éxito.
HASTA SIEMPRE. Esa desafortunada y contrastante coincidencia, entre la presentación del libro de Macario, “Levantarse a vivir” y el sepelio de doña Anita quien dejó profundo dolor en mi nuera, su madre, mi hijo como nieto político y todos los que la conocimos, me lleva a reflexionar sobre el paraje solitario y desconocido que algunos llaman Eterno Oriente, donde no hay más allá ni más acá, donde no hay tiempo ni espacio, solo recuerdos que se guardan celosamente en el corazón, lugar seguro y eterno. Lamento que doña Anita se llevara con ella toda su vasta experiencia de vida, que tanto ayudó con sus consejos a los que siempre supimos cuál era el buen camino, pero nunca lo seguimos. Descanse en paz tan honorable, admirada y querida dama.
LA CAMINERA. Por los años 70s, realicé parte de mi servicio social como pasante de la UNAM en una comunidad rural de Cunduacán, Tabasco. Con dos compañeros pasantes, hice antesala en el despacho del alcalde Rafael Torres Márquez para informarle de nuestro trabajo en el municipio. En ese momento entró de prisa preguntando por el alcalde, un sujeto moreno, bigotes de aguacero, con una libreta en mano y una cámara fotográfica al hombro. La secretaria le respondió que estaba ocupado, sin embargo, le permitió la entrada al despacho inmediatamente después de reconocer al personaje. Media hora más tarde, nos recibió Torres Márquez y nos presentó con destacado empeño al ilustre periodista, Erwin Macario. Así fue como conocí a Erwin, a quien admiro y respeto como periodista, agudo analista político, maestro del humor ácido, escritor, sensible lector y hombre de letras. En mi archivo periodístico conservo colaboraciones de Erwin que me han sorprendido por su gran calidad narrativa. En breve nos tomaremos un tinto en el Café Parissi para platicar de libros, de la vieja guardia y de, como dijo Tilo Ledesma, aquellos tiempos que ya se fueron y no volverán. Sea por Dios.