El Tutupiche en Carta Abierta
Un hijo, mal hablado, como todo Choco, quiso sorprender a su madre en el Día de las Madres, invitándola a un lugar elegante, a comer; llegó a casa, la vio cocinando y le dijo:
-Madre ¿Qué ‘madre’ haces?, deja esa ‘madre’ que ‘huele a madres’ y vístete ‘a toda madre’ que te voy a llevar ‘a tragar de a madre’ en un lugar de ‘poca madre’.
La señora de inmediato dejó lo que estaba haciendo y se empezó a alistar, mientras, el hijo más chico le dijo a su hermano:
-Oye carnal eres ‘a toda madre’ invitando a comer a la jefa, y yo que pensaba que solo te creías ‘muy madre’ porque trabajas en ‘esa madre’ que te deja ‘un madral’ de lana; por cierto ¿no vas a invitarme?
¿A poco tú también eres madre? ‘¡ni madres!’ Te llevo cabrón.
-Bueno, siempre me has dicho que ‘valgo madre’, que soy ‘una madrecita’ por mi corta estatura, así que ahora tu ‘valiste madre’, yo ya me vestí ‘echo la madre’ y ‘me importa madre’ si dices que no; y dime ¿Dónde está ‘esa madre’?
¿Pues ya ‘que madre’ hago contigo? Total es ‘bufé’ y tu tragas ‘de a madre’, me convendrá que ‘les des en la madre’ a ese restaurant fifí; ¿dónde está ‘esa madre’ con la que arranco la moto? ¡Chale! Si estás sentado sobre ‘esa madre’, vámonos que ya nuestra Santa Madre está lista.
-¡No te creo ni madres! Pero ‘¡pa´ su madre!’, si me llevas la pasaremos ‘a toda madre’.
Los tres se subieron a la moto, sin cascos, solo él con lentes oscuros, y casi ‘se dan en la madre’ al pasarse un alto, ‘valiéndoles madre’, por La Chichona, lo bueno que frenó a tiempo el conductor de un automóvil, quien en respuesta ‘les rementoteó la madre’, pues estuvo a punto de ‘partirles la madre’ (‘literal’, como dicen los jóvenes) –solo el pequeño rezongó con un clásico: ‘¡chinga tu madre guey!’
‘¡Madrecita Santa!’, exclamó la madre, asustada- ¡Qué ‘poca madre’! vamos ‘a darle en toda su madre’ carnal, dijo el pequeño, y el mayor respondió- yo tuve la culpa, con estos lentes oscuros ‘no veo ni madres’ y además ese guey ‘va hecho la madre’, ya no lo alcanzamos.
Por fin llegaron al lujoso restaurante de don Caramiro, y el chico dijo: está ‘¡A Todísima Madre!’, pero ¿Cómo funciona ‘esta madre?’, un mesero ‘a toda madre’ les explicó el procedimiento y acto seguido empezaron a servirse.
-¿Dónde agarraste ‘esa madre?’- preguntó el menor sobre un platillo que se veía delicioso, y el mayor respondió- ¿ves ‘esa madre’ que parece ‘una madresota’, pues al lado está ‘esa madre’ que quieres; aquella ‘madrecita’ que se ve a lo lejos, no te la comas porque ‘sabe a madres’, no me preguntes porque no se ‘que madre es’.
Esta que agarré ‘¡No tienes Madre! ¿Qué tendrá esta madre que sabe de poca madre?’- dijo el pequeño y el grande solo precisó: ‘¡saber su puta madre!’
Media hora después el chico externó: ahora sí ‘estoy hasta la madre’, solo me chingo ‘esta madre’ y le paro; le pedí un refresco al ‘hijuesu madre’ del mesero y ¡Te lo juro por mi madre! Que no me trajo ‘¡ni madres!’, ¡No sé qué ‘madres’ se cree! Muy elegante pero ¡Vale pa’ ‘pura madre!’
‘¡Qué Desmadre!’ Traes con tantos platos –respondió el mayor- ¡Lo que tocas ‘le das en la madre!’ ¡Ya le rompiste ‘todita su madre!’ a ‘esa madre’.
Finalmente pidieron la cuenta y el chamaco quedó sorprendido: ‘¡A su madre!’ sí que tragamos ‘de a madre’, debes traerme ‘un madral’ de veces, a ver si no me corren porque dejé el baño oliendo ‘a madres’.
La madre de esos ‘hijuela madre’ disfrutó mucho la comida y la convivencia con ellos, en resumidas cuentas, ‘se la pasó a toda madre’; lo malo es que la volverán a llevar a comer, hasta el próximo 10 de mayo, los restantes 364 días se la pasará de ‘la puta madre’ limpiando baños, trapeando, barriendo, lavando, planchando y cocinando tres veces al día.