Tiempo de Política

El deporte favorito del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es el llamado por los gringos «rey de los deportes». La decisión de que la SEDATU, dependencia del gobierno federal, fuera la encargada de la remodelación del estadio Centenario 27 de Febrero, fue una decisión política de quien despacha en Palacio Nacional.

La desafortunada decisión de buscar financiamiento privado que incluyó la intención de cambiarle el mismísimo nombre al estadio histórico de los Olmecas fue económica, pero con repercusiones políticas, corrió por cuenta de la vilipendiada directiva de los Olmecas. Y como política mata economía, pues «de reversa papi» y hubo de regresarle el nombre original al estadio. Terminada la temporada de béisbol para los Olmecas de Tabasco, al quedar eliminados contundentemente por 4 juegos a 1 por los Leones de Yucatán, llegó la hora del recuento de los daños:

Para la afición choca fue un fracaso deportivo total, porque se le hizo creer que serían los campeones, luego de la construcción, bastante cuestionada por cierto, de un estadio nuevo por órdenes del primer presidente de la República tabasqueño. Démosle la voz al periodista especialista en deportes a nivel estatal y nacional, Jorge Romero:

Después de la conferencia de prensa de Olmecas de Tabasco me quedo con dos frases:

«La prensa para nosotros es muy importante».

Gonzalo Medina, presidente del club.

(Tan importante, que decidió vender el palco que sería para los reporteros y dejarlos sin sitio de trabajo)

«La afición es lo más importante para nosotros».

Gonzalo Medina, presidente del club.

(Tan importante, que el Centenario es el único estadio de cualquier deporte profesional en todo el país que arriesga la seguridad de la gente, al no tener un estacionamiento propio)

Y al final: «¡Pero por favor, tómennos la foto, señores de la prensa!».

Conferencia insulsa, tomadura de pelo con lágrimas de cocodrilo. Así concluye su lapidario análisis Jorge Romero, al que solo habría que agregarle por cuenta nuestra que la decepción de la afición tabasqueña es mayor, porque es una de las más ingratas del país. Solo llena el estadio cuando el equipo local ofrece buenos resultados. Cuando le son adversos, inmediatamente le dan la espalda y esa no es una verdadera afición. La afición tabasqueña debe asimilar que los estadios sí se construyen por decreto, pero los campeonatos no se ganan por decisión política.

TIEMPO FUERA.- Cuando se pretende usar políticamente al deporte y los resultados no llegan, el fracaso es deportivo, económico y por supuesto: principalmente político.