CARTA ABIERTA
En la antesala de que este 6 de octubre inicie legalmente el proceso electoral en Tabasco, hay cuatro temas que están sacudiendo, calentando, el entorno político. Y estos son sus protagonistas: Jaime Lastra, Evaristo Hernández, Raúl Ojeda, Javier May, Dagoberto Lara y Juan Manuel Fócil.
En principio, en Morena ha surgido la pregunta acerca de hasta dónde está dispuesto a llegar Jaime Lastra Bastar en esa aventura de respaldo a Javier May, teniendo como su escudero a Emilio Contreras Martínez de Escobar. Tras haber dado la espalda (traicionado dicen muchos) a la corriente ‘adancista’, ¿cuántos de los 19 legisladores restantes del partido guinda les seguirán en esta decisión?
La cuestión es importante más allá del simbolismo político. Porque el presidente de la Jucopo parece haber entregado la mayoría morenista en el Congreso a Javier May, a fin de apuntalar su aspiración a la candidatura de gobierno. Y es que la deslealtad de Lastra a Adán Augusto surge en víspera de la calificación de las cuentas públicas, entre ellas la del Ejecutivo. Porque el gobernador Carlos Manuel Merino es el líder político del ‘adancismo’ en Tabasco.
¿Se atreverán Jaime y Emilio, más el resto de los afines de May, como Jesús Selván y Rafael Elías Sánchez Cabrales, a reprobar algunas cuentas públicas a fin de lograr un impacto político que ayude a los intereses de Javier May en la sucesión? ¿Estarán en riesgo algunos ayuntamientos, como el de Centro, con el fin de afectar a la también aspirante Yolanda Osuna? Por eso es que en el despacho partidista de Tey Mollinedo se preguntan ¿hasta dónde llegará Lastra en ese respaldo al exdirector de Fonatur?
El otro tema, relevante, es la rebatinga pública que han protagonizado los precandidatos a la gubernatura Raúl Ojeda y Javier May. El primero, ligado a la corriente ‘adancista’, ha acusado al segundo de usar los recursos federales del programa Sembrando Vida para su beneficio proselitista. En respuesta, May ha negado la acusación, señalando que es una postura igual a la usada por la oposición. En el duelo también ha intervenido Pepín López Obrador, declarando inocente a May de las imputaciones.
Lo dicho por Ojeda revela que la competencia por la candidatura está al rojo vivo, que dista mucho de transitar por un lecho de rosas. El tres veces excandidato a la gubernatura es un peso pesado en cuestiones electorales y se sabe que tiene mucha oportunidad de lograr la designación. Todo indica que está echando todo el resto para descubrir lo que en su juicio son prácticas ilegales.
Otro escenario de la agenda electoral responde a la posibilidad de que Evaristo Hernández regrese al PRI. Tal como lo lee. El exalcalde de Centro se reunió hace algunas semanas con el dirigente del tricolor, Dagoberto Lara, a fin de explorar esa ruta. Y el líder priista le ha abierto las puertas. Aunque el diputado morenista Jesús Selván opina que sería un “gravísimo error” que ‘Eva’ retornara a su partido de origen, en realidad se trataría de una maniobra política muy útil para el Frente Amplio por México.
Todo indica que Evaristo no fue bien tratado en Morena y esta sería una de sus razones principales. Abandonado por Adán Augusto cuando este encabezó la Secretaría de Gobernación (porque nunca lo llamó a colaborar en su equipo), en realidad no le debe nada a nadie. Y más si se entiende que su ‘gallo’ Marcelo Ebrard, a quien respaldó en su precampaña en Tabasco, sigue deshojando la margarita y manteniéndose en el limbo. En realidad, Dagoberto está muy interesado en sumar a un cuadro que sigue contando con un importante nicho electoral.
Y hablando del dirigente del PRI, no se sabe aún cuál será su reacción ante el secuestro que el senador perredista Juan Manuel Fócil hizo de la reciente visita de Xóchitl Gálvez a Tabasco. Pintado el acto todo de amarillo, el PRD relegó al tricolor. Y la presidenta del PAN, Jemima Alonso, ni siquiera acudió como desaprobación ante la falta de respeto a su investidura.
En realidad, la estadía de Xóchitl sirvió como pretexto para que Fócil se promocionara como aspirante a la candidatura de gobierno. Fue un caos de organización, tal como un grupo de reporteros le reclamó al dirigente nacional, Jesús Zambrano, ante la cara de contrariedad del líder en Tabasco, Javier Cabrera. En un afán de egoísmo llevado al extremo, el PRD perdió una oportunidad de oro para presentarse como cabeza de una coalición unida y en plena sintonía. Por el contrario, se vio una alianza en conflicto por la actitud ‘gandallista’ del senador de la república. Lo que es peor: la estadía de la virtual candidata presidencial opositora pasó casi inadvertida, sin revuelo alguno en suelo tabasqueño.