CARTA ABIERTA
Parafraseando al presidente, si se viviera en los tiempos de la Santa Inquisición algunos quemarían a uno por uno a los morenistas. Esta declaración siembra oído y desde luego que siembra la Ley de Talión, porque todos se quedarían tuertos y chimuelos. En principio, esto es algo que no está en el discurso de dos aspirantes a la candidatura de Morena al gobierno de Tabasco: Yolanda Osuna y Raúl Ojeda.
Ubicados en una alianza interna para enfrentar al resto de sus competidores por la nominación, la cita es oportuna, justo cuando algunos de los precandidatos restantes están esparciendo la idea de llevar a la cárcel a varios de los funcionarios de la actual gestión morenista, encabezada por Carlos Manuel Merino.
En diversos foros, se ha asegurado que de ganar la gubernatura en 2024, el nuevo mandatario llevaría a juicio a varios servidores públicos por presuntos actos de corrupción. Es decir, desde ahora se está cocinando un escenario de persecución y venganza por lo que algunos ven como ofensas del pasado reciente.
En este sentido, en los proyectos políticos de Yolanda Osuna y de Raúl Ojeda, al que habría de agregarse a Manuel Rodríguez, no se menciona este propósito de persecución, porque, como ha dicho López Obrador en innumerables ocasiones: “No es mi fuerte la venganza”.
Por eso es que los actuales funcionarios estatales deben de saber que mientras estén cumpliendo con su responsabilidad y la legalidad, ninguno de ellos tendrá problemas.
Sin embargo, algunos de los aspirantes están con el hacha al hombro, listos para comenzar una venganza de carácter personal si ganan la gubernatura, pues parecen sentir odio hacia algunos morenistas con los que juran tener cuentas pendientes. Por el contrario, Osuna y Ojeda se consideran personas felices que no acuden a estas acciones.
Como dice el presidente, en lugar de estar enviando amenazas, harían bien en practicar el amor al prójimo y no desearle mal a nadie.
Esto es lo que Tabasco y los tabasqueños se juegan en las elecciones de 2024: dar pie a la persecución o elegir a alguien que cumpla con la responsabilidad de un auténtico jefe de estado.
Y si algún servidor público ha cometido alguna falta, que se someta a un juicio en las instancias correspondientes, garantizando los derechos y garantías de cada uno.
Si hoy le preguntaran al pueblo tabasqueño si se va a enjuiciar a exfuncionarios para armar un show político como el que hizo Arturo Núñez en su momento o mejor se enfocan las energías en mejorar su calidad de vida y desarrollar el estado, con seguridad se decantarían por esto último, respetando las garantías, sin violar derechos humanos y en el marco de la legalidad existente.
Y no se trata de dar marcha atrás en el combate a la corrupción, sino de respetar la voluntad ciudadana para buscar lo mejor para Tabasco.
En realidad, Ojeda y Osuna no están interesados en la propagación del odio, como si se vivieran en los tiempos de la Santa Inquisición. Lo que se necesita es que haya justicia e igualdad. En esa idea está otro de los aspirantes, Manuel Rodríguez.