CARTA ABIERTA
El adancismo se ha reunificado en plena sucesión en Tabasco. No hay otra lectura más cercana de esa foto reciente donde Adán Augusto aparece al centro de la mesa redonda de un restaurante, acompañado del gobernador Carlos Manuel Merino, Enrique Priego Oropeza y de quienes, se pensaba, eran dos engranes sueltos de la maquinaria: Jaime Lastra Bastar y Emilio Contreras.
En esa gráfica, publicada en un medio local ligado al exsecretario de Gobernación, también aparecen el secretario de Finanzas, Luis Romeo Gurría, y el titular de Administración, Carlos Íñiguez. La gráfica ha dado pauta a varias lecturas, pero si se entiende que Adán Augusto fue quien convocó a los comensales, el panorama va aclarándose en los términos de un reagrupamiento y reconciliación a la vez.
Como todo mundo recuerda, los votos que Jaime Lastra y Emilio Contreras dieron a Javier May en la sesión del Consejo Estatal de Morena para elegir a cuatro aspirantes a la candidatura de gobierno significaron una fractura interna de esta corriente. Como no podía ser de otra forma, surgieron los comentarios de una desbandada de ‘adancistas’ luego de que su líder no saliera favorecido en las encuestas presidenciales.
Un escenario de deslealtades y quién sabe cuántos calificativos más inundaron las rotativas a fin de dar una explicación sobre lo sucedido. Otros hablaron del inminente fin del ‘adancismo’ en Tabasco, permitiendo el surgimiento y dominio del ‘maycismo’, encabezado por el aspirante a la gubernatura, Javier May Rodríguez.
Pues a todos esos malos augurios ha puesto fin la gráfica de ese encuentro convocado por el exaspirante presidencial. Con un gobernador Merino sentado a su izquierda y un Enrique Priego a su diestra, López Hernández, con todo y barba blanca, ha mostrado que su grupo de amigos más cercanos se mantiene unido, a pesar de cualquier desencuentro reciente.
Dicen que dentro de los amigos, los de verdad, puede haber desacuerdos, discusiones, incluso confrontaciones, pero al final los lazos se mantendrán por encima de todo. Este parece ser el caso de la corriente ‘adancista’ que, en realidad, surgió del grupo cercano al entonces gobernador Manuel Gurría Ordoñez y que más adelante pasaría la estafeta al actual presidente del Poder Judicial, Enrique Priego.
El mensaje enviado por el coordinador político del búnker de Claudia Sheinbaum parece ser el de la reconciliación, no sólo de los suyos sino de Tabasco en general. El simbolismo muestra que el ‘adancismo’ se ha reagrupado y que se mantiene vigente en plena sucesión en Tabasco. Más allá de cualquier diferencia interna, el grupo se mantiene como una unidad en el frente, con el gobernador Carlos Merino como un punto de inclusión para el resto de las voces ‘obradoristas’.
Teniendo en cuenta la ausencia obligada de un ‘adancista’ de hueso colorado como es el secretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, ahora se entiende la enorme sonrisa que en esa reunión mostraban un Jaime Lastra y un Emilio Contreras. Saben que las aguas parecen haber vuelto a su cauce dentro del proyecto político del ‘hermano’ de López Obrador.