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Imperdible la columna de hoy publicada en el Diario El Heraldo de México por Arturo Rodríguez García.
El tema abordado, el cobarde asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, al celebrarse hoy 30 años de tan cobarde crimen y por consecuencia, una trágica pérdida para México. Aunque esto que digo, muchos no comulguen con lo que aquí afirmo, me es irrelevante por lo vivido en esas fechas.
La columna trata de la entrevista que le hizo Arturo Rodríguez a don Porfirio Muñoz Ledo, y que toma relevancia porque dentro de ella, salió a la palestra el crimen en contra del infortunado candidato.
En ella menciona varios fragmentos recuperados y publicado el año pasado en el “Proceso” de la interesante conversación sostenida con quizá el ultimo de los más intelectuales del sistema político mexicano.
– Usted ¿por qué no fue presidente? –preguntó este reportero.
– Porfirio Muñoz Ledo respondió: Es una sensación ambigua. Hay muchos aduladores que te dicen tu sigues, tú eres. Pero ninguna fuerza política importante… esa pregunta me la hizo Luis Donaldo.
– ¿Por qué se la hizo?
Fernando Gutiérrez Barrios, a quien describió como “un gran componedor”, entonces secretario de Gobernación, lo llamó. Era 1991 y quería distender la relación entre el PRD y el PRI. Cuauhtémoc Cárdenas estaba dudoso, Luis Donaldo estaba listo para un encuentro.
A Luis Donaldo lo describió muy joven e ingenuo. Un día –contó Porfirio en la entrevista– con una cierta teatralidad, llegó a decirle a Cárdenas:
– Le hablo a mi compañero de partido, porque su padre fue el fundador del PRI –dijo Colosio.
– Está usted equivocado joven, mi padre fue presidente del PNR y fundó el PRM, pero nunca perteneció al PRI –repuso el hosco Cárdenas.
El periodista afirma que nunca se entendieron y ahí entró Muñoz Ledo. En los años siguientes se reunían, según el entrevistado, cada 15 días en la casa “modesta” de Colosio en la colonia Roma o en la casa del entrevistado en las Lomas.
Muñoz Ledo afirmó en la entrevista que las conversaciones con Colosio siempre eran sobre el PRI nunca sobre el PRD. Entendió y se lo cuestionó:
¿Vienes para conocer al PRI? Y en respuesta Colosio le habría dicho con sorna: “Sí. Ni modo que hable con Gustavo Carvajal o Pedro Ojeda Paullada”. Fue cuando Colosio le preguntó por qué no fue Presidente. Muñoz Ledo respondió:
“Para ser presidente de este sistema se necesitan tres complicidades: una amistosa, de relación personal, una relación de cuates con el presidente (…)
Una complicidad de dinero, que es esencial (…) y una complicidad de sangre, tienes que saber matar y el Presidente debe heredar a alguien capaz de disparar en la frente. Yo no tenía ninguna. Además, el golpe a Allende en 1971 fue un mensaje: la izquierda no tenía espacio para gobernar América Latina. Estaba eliminado”.
Para Muñoz Ledo, Colosio no era Pepe López (la amistad), ni era Salinas (el dinero), no era Echeverría (amigo de los militares). Se lo dijo. Y también que ya era presidenciable “pero necesitas embarnecer, eres muy provinciano e inocente y este país es muy cabrón”.
“Lo único que tenía (Colosio) era una foto con Salinas corriendo. Una aparente fraternidad que contrastaba con temperamentos y actitudes morales muy distintas. Le dije a Luis Donaldo: a ti te mete por no meter a Camacho, que era una amenaza para él. Pero él no sabe lo que traes adentro, no lo manifiestes”.
Eduardo Robledo y Silvia Hernández, habrían abordado a Muñoz Ledo en el Senado. Pusieron en la mesa el discurso del 4 de marzo de 1994, tres días antes de que lo pronunciara. Tenían dudas.
“Les dije: párenlo, lo van a madrear, es estúpido romper con el que sale antes de que tengas el poder. Díganle que es una tontería. No tontería, dijo Robledo. Díganle que es una ingenuidad lo que está haciendo”.
“Lo mataron por ingenuidad. Por eso yo lo quiero, no lo admiro, tenía deficiencias intelectuales, pero estoy seguro de que era el miembro del partido gobernante de más buena voluntad. No era un mentiroso”.
Vuelta de Muñoz Ledo al fin sexenio de López Obrador y la sucesión en curso: “quien sea deberá romper cuando llegue mediante una gran reforma en su contra, no antes”.
Datos suficientes que dio a conocer el Periodista cumpliendo su palabra a Porfirio Muñoz Ledo de publicar esta entrevista hasta después de que falleciera.
Lo que nos deja esta entrevista con Porfirio Muñoz Ledo son interesantes datos y opiniones sobre Colosio en que expone un retrato objetivo de los peligros que se vivían en esos años y da los nombres de los actores políticos.
Puntos que hace crecer la sospecha de haber sido un crimen de estado.
La sustitución de Colosio había sido decidida a favor de Zedillo, no de Camacho. La designación de Zedillo como jefe de campaña por imposición de Salinas y Córdoba Montoya, despertó suspicacias antes del asesinato.
El 7 de diciembre de 1993, un día antes de la toma de protesta de Luis Donaldo Colosio como candidato priista, el periodista Federico Arreola (ubicado en el primer círculo de confianza de Colosio) escribió en el Diario “Reforma” que Zedillo era el “candidato alterno” de Salinas, “en caso de que Colosio tuviera que renunciar, por cualquier razón, a la candidatura”.
En la segunda semana de diciembre de 1993, la revista” Siempre” publicó un editorial que señalaba que Salinas había enviado a su secretario de Gobernación, Patrocinio González, a pedirle a Colosio que renunciara a la candidatura.
Por presiones de Salinas, Colosio protestó como candidato y desapareció políticamente durante 20 días. Reapareció hasta el 10 de enero de 1994 con el inicio de su campaña. Salinas le impidió involucrar el tema Chiapas y EZLN en su candidatura.
Quizá nada que agregar, tan solo unas cuantas palabras. Lo que más brilló de Luis Donaldo fue algo o mucho que los políticos de ayer y hoy no tienen. Empatía y ese dejo de ingenuidad y soñador. Eso fue suficiente que miles y miles nos identificáramos con él. Inolvidable personaje