CHAPALEO
TANTO LOS que entregan como los que reciben tienen todo el tiempo disponible, el aparato burocrático suficiente, el equipo técnico contable de última edición y no logro entender el por qué, meses después y a veces hasta años, llaman o andan buscando, con ganas de no encontrar, a todos aquellos NEMO que se fueron con todo y lía, no para que devuelvan lo sustraído, sino solo para aclarar documentos.
ESTA ACCIÓN que da la impresión de ser a propósito para poner en evidencia al o a los involucrados, o poner a pensar al Organismo Superior de Fiscalización del Estado, podría evitarse si en los sesenta días que quedan para finalizar el sexenio este último se pone las pilas y los va llamando uno a uno. Total, ¿qué son 17 alcaldías, 8 secretarías de Estado y otros entes públicos ya no tan urgentes? ¿Qué otra cosa hace?
A ESTAS alturas, cuando las nuevas tecnologías invaden los espacios y la inteligencia artificial está en condiciones de encargarse de todo con mayor exactitud que los resultados que da el OSFE, resultaría incongruente andarse echando la culpa unos a otros del porque no están al día, cuando se supone es su única función, de principio a fin.
POR SUPUESTO, este comentario acerca de los resultados del trabajo del OSFE no es nuevo, en mayo del 2022 el diputado local Fabián Granier Calles puso en la mesa de discusiones diversas reformas a la Ley de Fiscalización Superior del Estado de Tabasco señalando fallas que no deben ocurrir porque ese es su trabajo y por lo tanto debe ser eficaz; cualquier duda provoca el sospechosísmo en la percepción ciudadana, como lo es el manejo de la impunidad y protección a favor de los que han infringido la ley pagando algunas veces esa culpa ex servidores públicos de baja jerarquía.
¿SOSPECHOSISMO COMPARTIDO entre OSFE, Congreso local y poder Ejecutivo?
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy, no sin antes platicarles que el jefe del ejecutivo estatal Carlos Manuel Merino Campos en estos últimos días de su mandato aseguró que no va a dejar obra inconclusa y prohibió a su gabinete dar entrevistas a periodistas. ¿Sospechosismo?