CARTA ABIERTA
A pocos meses de tomar posesión como titular de la Secretaría de Gobierno, José Ramiro López Obrador, Pepín, ha comenzado a mostrar indicios claros de cómo será su desempeño en este crucial puesto.
Su colaboración estrecha con el gobernador electo Javier May Rodríguez y su proactividad en abordar temas prioritarios como los apagones eléctricos, son señales de una administración orientada a resultados inmediatos.
La reunión de May en la Ciudad de México con Manuel Bartlett Díaz, titular de la CFE, es un ejemplo de esta proactividad.
El tema de los apagones y las fallas en el suministro eléctrico ha sido una preocupación constante, y la pronta intervención de May y Pepín para buscar soluciones refleja una gestión que no espera los tiempos oficiales para comenzar a trabajar.
Una de las fortalezas de la futura administración estatal será, sin duda, su alineación y respaldo del gobierno federal.
Por eso es que José Ramiro informó también sobre la reunión con su hermano, el presidente Andrés Manuel López Obrador, donde se discutieron temas como la problemática eléctrica y la mejora de esta infraestructura en Tabasco.
El compromiso del presidente con el estado y su disposición a apoyar con todo lo necesario son un aval importante para la gestión que iniciará en octubre. Y con el apoyo esperado de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, se vislumbra una serie de proyectos de desarrollo.
La relación entre Javier May y Pepín será un pilar fundamental de la futura administración. La sincronización de esfuerzos y la comunicación constante prometen una gestión coherente.
Pepín, como encargado de la política interna, jugará un rol crucial en las estrategias y decisiones tomadas por el gobernador electo, facilitando la gobernabilidad.
El hermano del presidente muestra, incluso antes de asumir el cargo, que su gestión será asimismo de activa colaboración con las autoridades federales y estatales.
Por fin, se busca dejar atrás la llamada ‘curva del aprendizaje’ que es, en realidad, un tiempo perdido que sirve como excusa ante la incompetencia de los gobernantes recién llegados.
May y Pepín hacen bien en madrugar sobre los temas de la agenda estatal.
: LA RÚBRICA
Las alarmas encendidas por Fernando Mayans Canabal sobre las finanzas del ISSET se han desvanecido como un eco lejano. Sus advertencias, cargadas de dramatismo y pesimismo, pintaban un futuro sombrío para la institución. Sin embargo, su salida abrupta y su controversial paso a Movimiento Ciudadano revelan más sobre sus ambiciones políticas que sobre la realidad financiera del ISSET. En su rol como director de la institución, no escatimó en advertencias sobre una catástrofe inminente. Describió las finanzas como una bomba a punto de estallar, una imagen alarmista que generó preocupación general. Contrario a estas predicciones irresponsables, Carlos Alipi Mena, como encargado del despacho del ISSET, afirmó que la temida explosión nunca ocurrió. Bajo su gestión, el instituto logró contener la situación y ahora se encuentra con finanzas sanas para la próxima administración. Esta contención demuestra que, a pesar del alarmismo previo, una administración diligente y enfocada puede estabilizar incluso las situaciones más complejas. Alipi también fue claro en señalar que, aunque la crisis inmediata fue evitada, el ISSET enfrenta un reto económico constante debido a su dependencia de las aportaciones de los derechohabientes. Este desafío requiere una gestión continua y soluciones innovadoras para asegurar la sostenibilidad financiera. El episodio de Fernando es un recordatorio de cómo el alarmismo puede ser utilizado como herramienta política, aunque a menudo a costa de la credibilidad de quien las pregona. Su advertencia de una bomba a punto de explotar se desvaneció frente a la realidad de una gestión efectiva que logró estabilizar lo que él no pudo.