CÁBALA

Allá por 1989, cubriendo para un diario local las primeras afectaciones generadas por la lluvia ácida a consecuencia de la actividad petrolera, conocí los riesgos ambientales que se generarían en el trópico y el cómo nos acostumbraríamos en Tabasco a lidiar con ellos .

Eran muchas las organizaciones que advirtieron de los daños ambientales y a la producción agropecuaria , la pesca y la salud de la población , que traería a Tabasco este daño colateral.

El pasado fin de semana , se presentaron dos escenarios en cuanto a la inauguración de la obra insigne de la 4T en Tabasco: La refinería de Dos Bocas .

Uno , fue desde luego el cumplimiento del compromiso presidencial de un proyecto que parecía imposible de llevar a cabo y que finalmente , fue puesta en marcha .

Políticamente esa parte pues , fue librada .

El lado sensible y de impacto en cuanto a este suceso, lo representó desde luego, el » color rosa» que mantos acuíferos -alternos a la obra-, presentaron como posible daño colateral al progreso y el desarrollo, en la que por cierto » extrañamente» ningún organismo ambiental ha emitido pronunciamiento alguno.

Y es que la probable contaminación pues del famoso «río seco» y sus alrededores , colocó de nueva cuenta y en medio del debate sobre daños al ecosistema generados por el cambio climático , los provocados por las emisiones en este caso de la refinerías.

En el mundo, el problema no es nuevo, pero en Tabasco, los riesgos y retos con los que conviviremos los Tabasqueños a partir de ya, es atender, prevenir y contrarrestar los daños ambientales generados por los procesos de extracción del gas y petróleo.

Solo basta con analizar los datos duros que se registran en ambientes cercanos a las refinerías en el mundo, producto de sus procesos de refinación.

Gases suspendidos como monóxido de carbono, el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, combinan pequeñas sustancias químicas que pueden generar más de 800 sustancias tóxicas diversas, mismas que pueden llegar con el viento a cientos de kilómetros de su punto de origen.

A raíz pues, del Río Seco, convertido ahora en » Río Rosa» : ¿Cuáles son los retos que se avecinan ?

Lo es desde luego , sumar todos los esfuerzos posibles para proteger o defender el agua y suelo; así como la flora y fauna del entorno de la elevada y prolongada exposición de contaminantes. Registrados están además que en el caso de población cercana a refinerías, es común la presencia de problemas de piel y ojos, así como la disminución en la capacidad del sistema inmunitario de los individuos, para combatir infecciones de manera natural.

Y no estamos descubriendo el » hilo negro», las emisiones netas de gases de efecto invernadero de las refinerías son una preocupación ambiental importante para la humanidad, ya que a su vez contribuyen al calentamiento global y a provocar drásticas alteraciones del clima.

Equilibrar los beneficios económicos del petróleo y los daños al medioambiente, además de la salud de la población será pues la titánica labor que enfrentaremos ahora los tabasqueños.

Son los riesgos del «Progreso».

Kybalión.- La generación de los 80’s, fue la última en consumir chocolate y cacao puramente orgánico producido en el trópico.

Antes de los efectos generados por la lluvia ácida, entraban los visitantes y locales por el municipio de Cárdenas y el aromático olor impregnaba los sentidos.

Esta, ¿podría ser la generación que deguste pescados y mariscos del Golfo de México sin contaminantes, producido y comercializado en el Bellote ?

¿Adiós a los ostiones frescos?

Por Daniel Castro

Licenciado en Psicología, reportero, columnista. Larga trayectoria profesional, comenzando en el diario Avance, y siguiendo por Novedades, Presente, Tabasco al Día, Tabasco Hoy y hasta la fecha en Diario de Tabasco con la columna Cabala.