CHAPALEO
(55 años de actividad periodística en prensa, radio y TV)
LA CIUDADANIA no se explica por qué cada fin de administración estatal de gobierno y municipal el Órgano Superior de Fiscalización Estatal, (OSFE), que es una institución creada exprofeso para llevar un control estricto de los manejos del dinero público, deje sentir sus fallas cuando se supone cuenta con la tecnología y recurso humano suficiente para su correcto desempeño.
CUALQUIER EXCUSA del OSFE, totalmente ajena al poder ejecutivo, no puede ser válida si su función es llevar cuentas claras de principio a fin; no veo el por qué ir postergando “aclaraciones” que luego ponen en evidencia la respetable honestidad de algunos ex servidores públicos. Se trata de “llegar juntos” dice un anuncio comercial.
EL COMENTARIO del diputado electo Gerald Washington Herrera Castellanos, viejo en estos menesteres, resulta un tanto oportuno cuando dice que “en anteriores legislaturas han solicitado que se cambie la ley de fiscalización para dar tiempo a los diputados de hacer una revisión más profunda de las cuentas públicas”.
LA PREGUNTA sería ¿tiempo insuficiente? si se supone que su chamba es esa, o sea, al mismo tiempo que se gastan los billetes el proceso contable automáticamente debe ser igual.
HERRERA CASTELLANOS propone hacer “una reforma a la Ley de Fiscalización para asegurar una revisión más efectiva”. Es necesaria, dice, “una actualización para transparentar las cosas que se requieran”.
¿ACASO SE requerirá de seguir inflando el aparato burocrático o de un edificio más grande? La inteligencia Artificial está a la vuelta de la esquina, esa haría un trabajo perfecto, menos costoso y evitaría la pena de andar buscando con ganas de no encontrar por lo menos a Nemo, ya que los pollitos en fuga son muchos.
A VECES en mis ratos de lucidez se me ocurren dos cosas, para evitar sospechas de transas entre OSFE y los ya para entonces ex servidores públicos, adoptar el formato del Servicio de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda o manejar la administración de gobierno como empresa, ahí si que cayendo el muerto y soltando el llanto
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy, no sin antes comentarles que no hay ser humano en Tabasco más apaleado que don Jesús Alí de la Torre, como el ave fénix se levantó de sus cenizas y volvió a volar. Salió costoso el asuntillo, pero ahí está diciendo «hay aves que cruzan el pantano y no se manchan. . .».