CARTA ABIERTA
La asamblea informativa de la dirigencia nacional morenista en Tabasco centró la atención en el discurso de Andrés Manuel López Beltrán. Por primera vez, se atrevió a romper su habitual perfil bajo y ofreció un discurso que sonó como un «destape» para las presidenciales de 2030; pero sobre todo, como un enérgico llamado para terminar con la guerra que el morenismo local ha protagonizado recién; confrontación que pone en riesgo su aspiración.
Conocedor de los últimos episodios de ruptura dentro de los grupos morenistas tabasqueños, el secretario de Organización hizo un enérgico llamado a la unidad del partido y advirtió sobre el riesgo que implicaría permitir divisiones internas.
Con una clara dedicatoria a quienes han buscado la división de Morena en Tabasco en las últimas semanas, Andy advirtió que el partido no debe confiarse, porque “corremos un inmenso riesgo”.
“Ante nuestros errores y nuestra división podemos fortalecer y crear nuestra propia oposición”, afirmó en una clara señal de molestia por la confrontación dentro de las filas de su propio partido, división que, claro está, pone en riesgo su propia aspiración electoral.
Por eso exhortó a dejar de lado las diferencias personales y priorizar los intereses del pueblo, en un proyecto a largo plazo para futuras generaciones.
En su intervención, destacó la importancia histórica de Tabasco para el movimiento de la Cuarta Transformación, pero también dejó en claro que el futuro del partido en el estado dependerá de la unidad interna.
La ausencia del gobernador Javier May, quien se abstuvo de asistir al evento para evitar posibles sanciones electorales, permitió que los reflectores se concentraran en el hijo del presidente.
Su intervención estuvo marcada por un tono conciliador, pero también por una clara advertencia sobre los riesgos de las divisiones dentro del partido.
Tabasco ha sido un bastión del lopezobradorismo. En este contexto, cualquier movimiento que provenga de la familia de AMLO tiene una resonancia especial. Por eso la intervención de Andy fue un acto cargado de una evidente molestia por las más recientes pugnas internas.
Por otro lado, este «destape» podría ser una estrategia para posicionarse como la opción presidencial de Morena, de la misma manera en que su padre lo hizo en sus primeros años de gobierno, cuando comenzó a perfilar a Claudia Sheinbaum como su sucesora. De hecho, no es casual que este tipo de gestos se multipliquen.
Sin embargo, la apuesta por Andy como candidato no está exenta de riesgos.
Si bien López Beltrán ha intentado proyectar una imagen de unidad, la división entre facciones locales puede convertirse en un obstáculo importante para sus aspiraciones, especialmente si los actores clave en el estado no logran reconciliar sus diferencias.
El reto de Andy será demostrar que puede liderar no solo a nivel nacional, sino también a nivel local.
La falta de cohesión dentro del morenismo en Tabasco podría enviar un mensaje negativo, tanto a nivel interno como externo, acerca de su capacidad para gestionar la unidad de un partido en el futuro.
Si bien su aparición en la asamblea del jueves 14 no garantiza su candidatura, sí ha dejado claro que está dispuesto a dar la batalla.
La unidad del partido, tanto a nivel local como nacional, será el factor determinante en su camino hacia la presidencia.
Y la gestión de las tensiones internas será clave para definir si su «destape» será el primer paso hacia una exitosa candidatura o si, por el contrario, terminará como un rotundo fracaso.
Y qué mejor que tener a Tabasco como ejemplo de saber poner orden en su propia casa.