CARTA ABIERTA

El llamado a la unidad lanzado por Andrés Manuel López Beltrán en la reciente asamblea informativa en Tabasco, tiene un carácter doble. Apela a la cohesión interna del partido en un contexto de recientes divisiones, pero también pone a prueba la lealtad de los barones del morenismo en el estado, justo cuando la guerra entre las dos principales corrientes que dominan el partido se intensifica.

El secretario de Organización del CEN reconoció los riesgos de una división interna que podría debilitar a Morena, afectando las aspiraciones de la Cuarta Transformación y la estabilidad del partido.

En su discurso, enfatizó que, aunque la oposición en la entidad se encuentra «moral y políticamente destrozada», no se puede dar por hecho el triunfo a largo plazo.

«Corremos un inmenso riesgo», advirtió, subrayando que los errores internos, las disputas personales y la falta de unidad podrían terminar por fortalecer a una oposición que hoy se ve inexistente, pero que podría surgir a partir de las fracturas propias.

Este mensaje de unidad se produce en medio de una guerra soterrada entre las dos agrupaciones más influyentes en el morenismo tabasqueño.

Este enfrentamiento ha dejado cicatrices, porque ha afectado a uno de los hombres más cercanos a Andy: el secretario de Obras Públicas, Daniel Casasús, quien, a través de su subsecretario Pablo Jiménez Pons (yerno de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad, señalado por el gobernador), ha quedado vinculado indirectamente a las disputas.

En este escenario, las palabras del hijo del expresidente se leen como un llamado a cerrar filas y dejar atrás las diferencias internas.

Es una señal clara: los barones de Morena deben decidir si están con él y su padre en el futuro del partido, o si seguirán su propio camino.

La lealtad, tanto a la presidenta Claudia Sheinbaum como a la figura de AMLO, está ahora sobre la mesa.

A juicio de varios morenistas consultados, el enfrentamiento entre Adán Augusto y Javier May está repercutiendo para mal en las aspiraciones electorales de Andy López Beltrán.

Más aún, se pone en riesgo el legado de Andrés Manuel López Obrador, quien fue un aliado para el Gobierno de Tabasco durante su mandato.

Es evidente que el simbolismo de Andy tiene como objetivo frenar esta guerra interna y evitar que los barones de Morena sigan echando leña al fuego.

La pregunta, sin embargo, es si este llamado a la reconciliación surtirá efecto.

En los próximos meses se verá si el morenismo local se alinea con la estrategia de López Beltrán o si algunos de sus principales actores deciden romper con él para seguir su propio camino.

La situación es delicada y, como bien señaló el propio López Beltrán, los riesgos de no lograr la unidad son grandes para todos los involucrados.

 

: LA RÚBRICA

La postura tomada por el gobernador Javier May, y respaldada por la Diócesis de Tabasco, al rechazar cualquier tipo de pacto con grupos criminales, refuerzan el compromiso por velar por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. El rechazo tajante a los pactos, algo que en muchos lugares del país ha sido una práctica común, es un principio que debe regir. Como bien señala el vocero de la Diócesis, Ochoa Vidal, «ningún gobierno debería pactar», sin importar su ideología o circunstancias. La tentación de negociar, bajo la excusa de la estabilidad o la paz, solo perpetúa la impunidad y la violencia, socavando la autoridad del Estado y, lo que es aún más grave, traicionando a los ciudadanos que sufren las consecuencias. El sacerdote de la Iglesia Católica enfatiza que la violencia no solo es una cuestión de seguridad, sino también de valores, de reconocer y respetar la dignidad de la persona. “Mientras no se recobre el lugar que le corresponde a cada persona, se estará viendo al humano como cualquier criatura irracional”, afirmó. En este sentido, tanto el gobernador Javier May como la Diócesis de Tabasco están en lo correcto al subrayar la importancia de no negociar. Pero además, es necesario recordar que la verdadera solución a la violencia no sólo pasa por políticas de seguridad, sino por un trabajo continuo en la educación, la moralidad y la dignificación de la persona humana. Recuperar la paz será posible si el gobierno es el primero en poner el ejemplo sobre cómo afrontar la criminalidad… El 14 de noviembre, en el auditorio Jesús Ezequiel de Dios de la Biblioteca Pino Suárez, se presentó “La Salida”, la novela de la escritora tabasqueña María Isabel Cámara Cabrales. La autora, quien en sus palabras evoca la poesía de su tierra natal con sus festividades, canciones, y la marimba, nos entrega una obra que contrasta dolorosamente con esa imagen idílica, al tratar un tema sombrío y urgente: la violencia que atraviesa la vida de una familia, desencadenada por la agresión a una mujer. La novela, de 15 capítulos y 127 páginas, se sumerge en la brutal realidad de la violencia de género, un tema que, como destacó el periodista Víctor Manuel Sámano Labastida, «está atravesado por una dolorosa realidad nacional». El relato denuncia la violencia cotidiana que sufren las mujeres en México, un país en el que, según cifras escalofriantes, diez mujeres son asesinadas al día. A pesar de la magnitud de este fenómeno, muchos de estos crímenes no son denunciados o quedan impunes, perpetuando un ciclo de sufrimiento e indiferencia social. Pero “La Salida” no es solo una obra de denuncia. La escritora, inspirada por la poesía de Carlos Pellicer, mantiene una mirada esperanzadora y poética, como lo expresó en su convocatoria: «No permitamos que se nos muera la poesía». Esta frase, en medio de una realidad tan cruda, nos recuerda que la belleza y la esperanza también tienen cabida en el discurso frente a la adversidad. Luis Arturo Gámez, escritor y presentador del libro, destacó la frescura y contemporaneidad de la obra. Es una novela que refleja la violencia; la solidaridad entre mujeres, una red de apoyo que se convierte en un refugio frente a la adversidad. Además, pone en evidencia la relación entre la violencia y la inseguridad que afecta a todos los sectores de la sociedad: gobierno, instituciones y comunidad.

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63