La Agenda En Red
La reciente reforma judicial enfrenta serios desafíos, como la falta de candidatos calificados para ocupar los más de mil puestos disponibles. La fecha límite para la inscripción de aspirantes, es el 25 de noviembre, y esta fecha se aproxima por la escasez de interés y esto plantea preguntas críticas sobre el futuro del poder judicial.
¿Cuáles son las razones por la que no se está interesando en competir por una plaza de juez en el poder judicial?
Hay varias razones según un punto de vista personal. Primero es la baja calidad de la educación en el nivel básico y medio superior que limita la capacidad de los egresados de derecho.
Muchos no están preparados para enfrentar los rigurosos requisitos del examen de selección para jueces. Se saben limitados.
Otro punto es la desconfianza en el Proceso judicial.
Hay un percepción de atropello entre la sociedad civil y los académicos quienes han expresado su preocupación por la concentración de poder en el Ejecutivo y Legislativo, lo que genera desconfianza en el proceso de selección de jueces.
Otra razón es la poca participación voluntaria.
Muchos potenciales candidatos prefieren no participar en un proceso que consideran viciado, evitando así ser cómplices de un sistema que podría carecer de legitimidad.
Está también que la gran preocupación del gobierno que con tal de llenar los puestos rápidamente puede resultar seleccionar a candidatos no calificados, lo que pone en riesgo la calidad del servicio judicial para el Ciudadano y como consecuencia esa falta de jueces competentes afectará directamente a la ciudadanía, debilitando su acceso.
Aunque no se consideró en la nueva reforma de la ley judicial, era necesario hacerlo como ejemplo, la transparencia, la supervisión, así como el monitoreo de procesos, estableciendo mecanismo de supervisión independientes, que hubiesen garantizado la transparencia en el proceso de selección de jueces. No se hizo y eso fue gravísimo.
Así también súmele la participación ciudadana involucrando a la sociedad civil, en la vigilancia del proceso y la evaluación de candidatos.
En todo esto, además faltó fomentar la confianza ciudadana en este proceso. El haber facilitado la comunicación entre el poder judicial y la ciudadanía para explicar los cambios y el impacto de la reforma fue muy necesario y no se realizó.
Considero que por las prisas por cumplir con esa reforma judicial, prometida a el expresidente, López Obrador, esta se vio afectada y llena de profundas grietas que lastimaron irreparablemente a el sistema político mexicano y a la sociedad civil en lo general.
En conclusión:
La reforma judicial fue un proceso delicado que no solo afectó a los operadores del sistema, sino también a toda la sociedad. Fue fundamental abordar las causas subyacentes de la falta de candidatos y la desconfianza en el proceso. Al hacerlo, se pudo fortalecer el poder judicial, haber logrado su independencia y proteger los derechos de los ciudadanos. La participación activa de todos los sectores era crucial para evitar que la reforma se convirtiera en lo que hoy es: un atropello a la justicia.