Poder Político

En lo absoluto, nada hay más engañoso en los tiempos y circunstancias de la actualidad, así como en las décadas recientes, para quienes miran en el «sueño americano» la opción para aspirar a un estatus de calidad y estilo de vida en el caso de México y de las naciones de centro y sur del continente, que por generaciones han vivido entre la marginación y un entorno hostil. Incluso familias completas se aventuran a migrar como ilegales en caravana con la apuesta de burlar esa fortaleza.
La vida de un ilegal en suelo estadounidense para nada es un día de campo; por lo contrario, el único reducto para emplearse que son las actividades agropecuarias implican sacrificios extremos propios de una esclavitud moderna, habida cuenta su condición migratoria. Los empleadores abusan para explotarles hasta la última gota de sudor. Algún otro empleo no marca gran diferencia.
El salario federal de 7.5 dólares que perciben por cada una de las 8 horas o más cada día literal se gana con agotadoras jornadas, sin posibilidad de acceder a servicios de salud ni de seguridad pública. Aún más, suelen cohabitar en el hacinamiento, con un sacrificio de su régimen alimentario para poder enviar remesas a sus familias.
Con el regreso por un segundo período de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América complicó aún la situación migratoria de los millones de latinos con la firma de la orden ejecutiva de acatamiento inmediato para intensificar el combate a los indocumentados, que de manera aparejada agrava la crisis social en las ciudades fronterizas del lado mexicano, receptoras justo de inmigrantes y de quienes masivamente de todas las nacionalidades empiezan a llegar; hasta africanos y asiáticos.
Ahora que se tiene en proceso de revisión el texto del TMEC, las autoridades mexicanas deberían considerar la pertinencia de incorporar al texto un programa de empleo temporal con los Estados Unidos de América, similar al que se tiene con Canadá, mediante el cual por un período de 6 meses se tenga un primer bloque para siembra y el segundo vaya por la cosecha, con las garantías de seguridad social y trato digno. Sería una gestión complicada, aunque no difícil para concretar este objetivo con beneficios para todos.
En el caso del resto de la población latina, tal vez los salvadoreños tengan alguna oportunidad de pactar algún convenio de empleo temporal, en consideración a las estrechas relaciones de afinidad entre ambos gobiernos, sin ser socios comerciales. Las demás naciones ninguna posibilidad tienen dada la adversidad entre regímenes. Aunque independiente de las diferencias deberían instrumentarse políticas públicas orientadas a resolver estructuralmente las causas, con gradualidad por su arraigo ancestral.
La administración del expresidente Joe Biden instrumentó el programa para la expedición de la obtención de la Green Card para los profesionales con grado promedio de maestría que acrediten el interés nacional de su ámbito de desempeño laboral, sin necesidad del patrocinio y/o contratación de una empresa de aquellos lares, una migración legal que incluye a la familia.
La Green Card podrá ser la vía de ampliar el horizonte para el acceso aquí sí para mexicanos y demás latinos para aspirar a una prosperidad inteligente, siempre y cuando a Donald Trump no le mire en su mezquindad como el arrebato a la oportunidad de sus conciudadanos a esas posiciones.
El gobierno de México tendrá que aprender sobre la marcha a ser proactivo de manera aparejada a la reacción que le exige tener la gravosa problemática de las redadas de los paisanos con estatus de ilegalidad, que además trae consigo la problemática de familias porque los hijos nacidos allá o bien de matrimonios híbridos obliga a la separación, sin importar que se tengan hijos menores.
Los estados con gobiernos demócratas como California y Nueva York impugnaron la orden ejecutiva del presidente republicano que pretendía conculcar el derecho a la ciudadanía estadounidense de los hijos de latinos; sin dejar de lado que el foco de las redadas sobre ilegales se ha puesto sobre las ciudades santuarios que les protege, llevándose en esta captura a los dreamers que cursan sus estudios universitarios, sobrevivientes todavía de la administración del expresidente Barack Obama.
En la configuración del Plan Nacional de Desarrollo, el Gobierno Federal de México debería trabajar con convicción un capítulo que bajo el paraguas de la política exterior y migratoria instrumente un plan integral, en previsión de se tenga un cause a la problemática que rompe con la hacienda pública. En palabras del expresidente Andrés Manuel López Obrador, que la migración sea por necesidad y no por obligación.
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Por Eduardo Hernández

Periodista y Analista Político, graduado por las Universidades Olmeca, Iberoamericana, Complutense de Madrid y Tecnológico de Monterrey, además del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 27 años de experiencia profesional en el ejercicio del Periodismo Análisis, Consultoría, y Comunicación Institucional vinculado a los temas electorales, en Tabasco y Ciudad de México. Autor de la columna «Poder Político» que se publica cada semana  en Diario Presente y en Diario de Yucatán. Autor también del libro «Luchas por el Poder en Tabasco: 1825-2012» que documenta 187 años de historia y legislación electoral, editado por la Universidad Olmeca.